Siguiendo
la ya conocida fórmula de su autor, Nicholas Sparks; sobre el
desarrollo de historias de amor con el sello total de made in America, la cinta trata de dos relatos ligados sentimentalmente.
La historia de Luke (Eastwood) un jinete de rodeo quien ha sufrido un terrible
accidente que lo ha alejado de las competencias y Sophia (Robertson) una acuciosa historiadora del arte con un
deslumbrante futuro en Nueva York.
Y en la otra esquina, la historia del “pasado”
desarrollada en los tiempos de la guerra y post guerra entre Ruth (Chaplin) e Ira (Huston/Alda). A lo largo de la trama, ambas parejas
enfrentan situaciones y decisiones que pondrán a prueba su amor,
para al final descubrir que no importa lo que suceda, el verdadero y almibarado
amor siempre, felizmente triunfará.
Hay una
cadena de hechos contundentes al referirse a las cintas basadas en las novelas
de Sparks, han logrado hacerse de un público cautivo que ha asegurado
taquilla a cada una de sus adaptaciones a la pantalla. Sus fans son principalmente quienes gustan del romance y drama sentimental y por ello lo siguen y hacen best seller, cada obra de su autor.
Por el otro
lado, es definitivo que Sparks ha adquirido una manera propia de hacer sus historias
como "por receta"; donde una y otra vez repite los elementos: La provincia norteamericana, las
costumbres caballerosas sureñas, el romance de personas mayores o dado en otro
tiempo y forma... y las situaciones bélicas/policiales que amenazan la felicidad
de la pareja central. Mezclando estos elementos hemos visto desfilar uno y otro
título desde "Diario de una Pasión" pasando por "Noches de Tormenta", "Querido John" , "Cuando te encuentre", "Mensaje en una botella", etc, etc, donde los argumentos giran más o menos sobre lo mismo: el amor, el espíritu norteamericano y la tragedia.
Alguna
vez se dijo que "nombre es destino" y "El viaje más largo" parece un sendero
interminable de situaciones conocidas y predecibles, escasamente fundamentadas y no muy profundas, capaces
de darle un coma diabético al más pintado.
Las tramas
amorosas son tan reglamentarias que pareciera imposible no
adivinar el final a los tres segundos de haber comenzado la película. No existe nada sorpresivo, ni nuevo, dentro de la narrativa que conocemos de Sparks.
La cinta
derrocha ese gusto profundo por la Norteamérica rural y las buenas costumbres, es mas americana que las barras y las estrellas y para colmo, sin recato
alguno, resuelve todos los conflictos de una manera en la que cualquier
escritor novato lo haría para ajustarse al final feliz.
Sparks trata desesperadamente de hacer una gran historia
de amor con cuatro protagonistas, pero en realidad eso nunca se logra las dos historias son desiguales, en la contemporánea los personajes no maduran, no tienen grandes conflictos y todo pareciera asentarse en una serie de propuestas de tinte rosa. El desbalance de concresión entre las tramas es el problema básico.
La cuestión es que la historia de los 40’s
podría haber sido suficiente. En ella, lo protagónicos son Ira (Huston) y Ruth (Chaplin) , ellos tienen muchas más cosas que les suceden que Luke y Sophia.
Chaplin y
Huston, ambos herederos de la realeza Hollywoodense, funcionan mucho más que sus
co protagónicos “modernos”. Chaplin en especial da a su Ruth una viveza que
sostiene la historia desarrollada en el
pasado, imprimiéndole una modernidad y una chispa a su vehemente admiradora del
arte.
Por su parte cuando Alda toma brevemente el personaje de Ira, en sus ratos en el
hospital, le imprime una confortable calidez . Si bien es cierto que la relación
de Ira /Sophie no tiene una base sólida para desarrollarse, ni se explica en la trama lo suficiente por
qué este hombre permite a una extraña tantas libertades; queda claro que es simplemente para
unir ambas historias románticas, pero al final es una liga que se siente forzada.
Volviendo al balance de las historias centrales, mientras que Ruth e Ira deben sobreponerse a
una larga serie de tragedias personales y a varias catástrofes históricas, en
el otro extremo, el dilema más fuerte que tienen Luke y Sophia es que “tal vez
no encajemos en el mundo del otro” (lo cual a simple vista pareciera obvio) y esto nos lleva al hueco mas fuerte en la estructura de la película, que es que como personajes Luke y Sophia no hacen absolutamente nada extraordinario por
rescatar/salvar/justificar su amor y esto es una falta inenarrable cuando se trata
de encarnar héroes románticos.
Ni
siquiera el consabido “final feliz” es fruto de una acción consciente de parte
de ellos. Al final su historia sobra.
Robertson está demasiado en “la
media” de lo que hemos visto en muchísimas hermosas protagónicas juveniles, y por otro lado, si lo que se quería
era darle una cinta a Scott Eastwood para debutar como protagónico a todo lo grande, ésta
definitivamente, no lo fue.
Los debutantes se quedan esperando su gran escena, su diálogo
con frases "para el mármol" que marcarán a
las audiencias y arrancarán suspiros… mas allá de ver a Eastwood sin camisa. De tal forma que estos personajes esperan y esperan… hasta llevarnos
sin más a un final feliz que supera, con mucho, la idílica imaginación de cualquier otra
película basada en un libro de Sparks.
Reparto: Britt
Robertson, Scott Eastwood, Jack Huston, Oona Chaplin, Alan Alda, Lolita
Davidovich, Melissa Benoist, Gloria Reuben
País: Estados Unidos
Año: 2015
Género: Drama, Romance
Duración: 128 minutos
Clasificación:
Mayores de 13
Fecha
de estreno en México 10 de Abril
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