viernes, 5 de julio de 2019

DOLOR Y GLORIA (PAIN AND GLORY)



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Por Miguel Ángel Romero


En palabras de Pedro AlmodóvarDolor y gloria narra una serie de reencuentros, algunos físicos y otros recordados después de décadas, de un director de cine en su ocaso. Primeros amores, segundos amores, la madre, la mortalidad, algún actor con el que el director trabajó, los sesenta, los ochenta y la actualidad. Y el vacío, el inconmensurable vacío ante la imposibilidad de seguir rodando. También habla del teatro como elemento que dinamita/dinamiza el pasado y lo arrastra hasta el presente. 
Habla de la creación, cinematográfica y teatral, y de la imposibilidad de separar la creación de la propia vida.
Al contrario que JulietaDolor y gloria es una película con protagonistas varones (Antonio Banderas y Asier Etxeandía), donde también recupera a Penélope Cruz y Julieta Serrano, en personajes secundarios esenciales.

El manchego más conocido del mundo, Pedro Almodóvar, regresa a las salas con su última película, Dolor y Gloria. Un retorno al drama, un género que le ha dado las mayores alegrías de su vida, a pesar de su dilatada carrera con comedias tan míticas como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón
Una nueva cinta donde el director ha postrado lo más personal de él, con toques autobiográficos y con un protagonista de oro: Antonio Banderas. Sin olvidar un elenco que cuenta con la presencia destacada de actores como Asier Etxeandia o Penélope Cruz.


Rasgos autobiográficos
Es inevitable desde un comienzo observar como Salvador Mallo (Antonio Banderas), un director de cine retirado por su depresión y sus dolencias, es sin duda el mismo Almodóvar. El actor malagueño se customiza con el mismo pelo, la misma ropa y los mismos gestos y forma de hablar del manchego. 
Un actor que no podía haber interpretado mejor la fragilidad de este personaje, después de estar cuarenta años trabajando junto al realizador. La voz y la interpretación de Banderas llevan al espectador a través de un viaje emocional, en el que posiblemente podría ser uno de los mejores papeles de su vida.
Hay una línea muy difusa en Dolor y Gloria entre lo real sobre la vida de Almodóvar y lo ficcionado. La relación con el mundo de los drogas es uno de los mayores interrogantes. Una cuestión que el director desmiente en todas las entrevistas. 
Mientras que sí que apunta a la importancia del papel de su madre, interpretado en la cinta por Penélope Cruz y Julieta Serrano. Una relación tortuosa y llena de reproches, que una vez más muestra su amor por las mujeres y en especial por ella.

El ciclo de los personajes
Es espectacular como el libreto de Almodóvar cuenta con personajes que aparecen y desaparecen, con un proceso natural y nada impostado. Todos tienen su propio ciclo en la vida de Salvador y cuando lo cumplen desaparecen, sin que se echen de menos o te preguntes qué ha sido de su vida. 
El control en la dirección de los actores es exquisito. Pocos directores consiguen que un elenco con tantos personajes y cameos funcione con tanta maestría.
Uno de los personajes más destacados en la cinta es el de Asier Etxeandia, que da vida a un actor con el que Salvador no se habla desde el estreno de su película varias décadas atrás. 
Una relación donde el perdón tiene mucha importancia y donde también surgen las enemistades en el sector de la cinematografía. Una estrella en caída libre y con problemas de adicción, al que el protagonista de La novia interpreta como si fuera real y que funciona como un coprotagonista brillante.

Reconocidos cameos
Otras de las apariciones más esperadas en Dolor y Gloria son los de Rosalía, Susi Sánchez, Cecilia Roth, Raúl Arévalo o Julián López, entre otros. Parece que Almodóvar ha aprendido de la integración correcta y adecuada de estas apariciones, un hecho que en Los amantes pasajeros le pasaba factura.
Destacan dos jóvenes intérpretes que darán mucho que hablar. Uno de ellos es el pequeño que da vida a Almodóvar de niño: Asier Flores. Un jovencito cuya pasión por la vida y el amor a su madre traspasa la pantalla. 
Una regresión al pasado inmersiva. De la misma forma, el personaje de César Vicente, un albañil analfabeto, señala uno de los momentos más polémicos de la cinta y que sin duda es una delicia para los seguidores del realizador.
A esta posible polémica se le añade la del hombre casado, interpretado por el actor argentino Leonardo Sbaraglia, que supera su drogadicción y se reencuentra muchos años después con Salvador, el gran amor de su vida. Un hombre que sin duda sigue escondiendo sentimientos por el protagonista, a pesar de que ha rehecho su vida con diferentes mujeres y una familia.

Dolor, Gloria y Deseo
La primera premisa que surge tras visionar la cinta es que en el título falta una palabra: deseo. El despertar del nacimiento sexual y sentimental, el deseo por los recuerdos perdidos, por lo que fue y por lo que puede ser, el deseo de superar los problemas… Un sentimiento que aparece repetido a lo largo de toda la cinta. 
Un anhelo expresado en la película que en ocasiones se presenta con metáforas cuidadas y elaboradas, que recuerdan a otras en las cintas de Almodóvar, como las de Hable con ella.
El dolor es mostrado a través de los propios achaques de la edad de Salvador, pero también de las heridas abiertas más allá de lo físico
La película presenta la contraposición de la alegre infancia y la infelicidad de una vida adulta. Señala una serie de cuentas pendientes que hacen que el protagonista no pueda continuar adelante y que tendrá que revertir. Un estancamiento personal que afecta en su vida profesional y acrecienta sus dolencias y sus adicciones. 
Esto lleva a una reconciliación consigo mismo del personaje, pero también del propio Almodóvar.
Pero no todo siempre es malo, Almodóvar también presenta la gloria. Ese estado en el que los homenajes, las paces con los trabajos antiguos y las personas del pasado están presentes. 
Pero esta gloria está algo envenenada, pues supone la perdida de la intimidad, con la consiguiente fama, las constantes preguntas y curiosidad del público, o la falta del entendimiento de qué es lo que sucede, que mucha veces se convierten en acciones incoherentes del protagonista y una personalidad complicada.

La deliciosa técnica almodovariana 
Es indudable que el estilo de Almodóvar es muy singular y diferenciado: personajes llenos de complejidades y secretos, encuadres y colorimetrías vivos, composiciones bellas pero naturales, el uso de metáforas visuales… 
El montaje de la cinta continúa en esta línea pero aporta mucho más. La estructura es distinta a la habitual a las que no tiene acostumbrados el manchego, debido a que los personajes aparecen y desaparecen de la nada. Un hecho que a priori puede resultar extraño pero que funciona a la perfección.
La historia de Dolor y Gloria se centra en todo momento en Salvador y presenta golpes de efecto, con cápsulas de narraciones relacionadas que se insertan en la película, pero funcionarían perfectamente de forma individual. 
Este es el caso de los monólogos o las animaciones. Después de la muerte de José Salcedo, montador de las películas de Almodóvar durante más de 20 años, la duda de lo que vendría era una incógnita. No obstante, la riqueza expresiva visual y narrativa sigue presente en la edición, con ese nexo de cortes entre el pasado y el presente.
No solo la parte más visual y fotográfica de la cinta esta cuidada, sino que el nivel de sonoridad se trata con mucho cariño. La voz de Antonio Banderas evoca los recuerdos en todo momento en distintos planos, meciendo al espectador. 
De la misma forma repite en la  creación de la banda sonora el compositor Alberto Iglesias, un habitual en el cine español y especialmente en el de Almodóvar, y que hace que la cinta se convierta en todo un ensamblaje perfecto.

Conclusión
Probablemente nos encontramos ante una de las mejores cintas de la carrera de Pedro Almodóvar. El manchego se mueve como pez en el agua en el drama, contando esta historia con rasgos autobiográficos. 
Antonio Banderas da vida a un personaje a imagen y semejanza del realizador, con el recuerdo a su madre, interpretada por Penélope Cruz. Ambos con actuaciones sublimes y junto a la presencia de otras grandes actuaciones como la de Asier Etxeandia. 
Actores que se entremezclan con cameos profesionales y jóvenes artistas nuevos en una simbiosis perfecta.
El realizador continúa con su exitosa y singular visión del cine, aportando una mayor austeridad, pero como un gran narrador que nos lleva por un viaje emocional a través de un guion y un montaje excepcionales. Almodóvar cura de esta manera sus viejas heridas, donde el dolor y la gloria han estado muy presentes, pero también el deseo.

Director: Pedro Almodóvar
Reparto:
Antonio Banderas (
Salvador Mallo)
Penélope Cruz (
Jacinta Mallo joven)
Asier Etxeandia (
Alberto Crespo)
Julieta Navarro (
Jacinta Mallo mayor)
Nora Navas (
Mercedes)
Leonardo Sbaraglia (
Federico Delgado)
Asier Flores (
Salvador niño)
César Vicente (
Eduardo)
Pedro Casablanc (
Doctor Galindo)
Cecilia Roth (
Zulema)
Raúl Arévalo (
Padre)
Julián López (
Presentador)
Susi Sánchez (
Vecina)
Rosalía (
Vecina)
Eva Martin (Radióloga)
Agustín Almodóvar (Sacerdote)
Año: 2019
País: España
Género: Drama, Metacine
Duración: 108 min.
Clasificación: Mayores de 18
Guion: Pedro Almodóvar
Fotografía: José Luis Alcaine
Música: Alberto Iglesias
Fecha de estreno en México: 5 de Julio 2019


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