Todo
gira en torno al rededor de tres adolescentes no muy populares en su escuela,
quienes deciden dar una fiesta de cumpleaños que tendrá la característica de
ser "épica"… con terribles resultados al convertirse en una mega asociación
delictiva sin control.
Muy
bien, esta es una cinta que debe ser vista, no importa si se es un chavo
18añero o un adulto padre de familia. Muy aparte de lo que se ve en la pantalla
es un documento significativo de cómo se concibe la adolescencia, la
popularidad y el uso y abuso de substancias en una sociedad desgastada como lo
es la sociedad occidental y específicamente la norteamericana
¿Por
qué?, porque las hordas de pubertos intoxicados no solo son escalofriantes por
la cantidad de alcohol/sexo y drogas que pueden caber en un ser humano, sino
porque son significativos ejemplos de lo que cualquier adolescente está inmerso
(participe o no de ello, no le es un tema desconocido o lejano)
¿Por
dónde comenzamos? Por los básicos: la puesta en la mesa de la falta de integración, la desaprobación y
no entendimiento de los padres y la insaciable búsqueda de la popularidad, esa
especie de "Nirvana social" que implica admiración y respeto de parte de sus
compañeros y a la que aspira enloquecidamente cualquier muchacho, en cualquier
país del mundo, en su época de secundaria y prepa. Ser popular es la joya central de la
corona de cualquiera. Y si para ello hay que dar una fiestecilla... hombre, ya está... se da.
De esto ya habíamos tenido una probada cuando MTV lanzó en Inglaterra su serie Skins; el fenómeno que casi se hizo una tribu urbana: en la serie los Skins y sus excesivas fiestas donde la destrucción del lugar, las drogas y el sexo eran ingredientes infaltables, además de una intoxicante música electrónica. Y sí, se convirtieron el en "modelo de rol" para muchos chicos sedientos de diversión y reconocimiento social.
No
obstante el precio por la popularidad puede resultar en un tema escabroso,
porque el deseo tiene una relación directamente proporcional a la lejanía del
concepto de popularidad en el que se encuentre el chico; entonces los abismos
para llegar a ese punto serán más grandes y las consecuencias por ende, mayores. Pero la ansiedad y la presión son tantas que ningún reto o ninguna situación
serán lo suficientemente escabrosos, prohibidos, infranqueables, como para
frenar al aspirante.
De
hecho, la fiesta cumpleañera a favor de Thomas (Mann) que le organizan sus “así llamados
amigos” aprovechando que los padres de Thomas
no están en la ciudad, sigue esta ruta crítica: el deseo por la popularidad y
la avidez de sexo, diversión descontrolada (y drogas) hace que todos los frenos
se vayan eliminando, los limites pasando y las consecuencias aumentando.
El
primer paso, organizar la reunión se ve logrado gracias a la participación de
un “líder”: Costa (Cooper) quien valiéndose de su proveniencia (el viene de
Queens) se las da de “yo puedo todo”
comparado con los otros especímenes escolares que son mas “campiranos” y semi
inútiles para estas cosas como JB (Brown).
El
género de “festividades fuera de control” ha producido cintas y secuencias
memorables desde “La Jauría humana” hasta “Animal House” “La fiesta inolvidable”
“Despedida de soltero” “Porkys” o “American Pie” hasta “Qué pasó ayer?” en cada una de estas
hemos visto como los usos de sustancias prohibidas y los conceptos (y consecuencias de la "diversión") se “modifican”de acuerdo al tiempo social e histórico en el que se dio la película.
Volviendo
a Proyecto X, a partir de la llegada de los primeros invitados nos queda claro
que los problemas se acercan en marejada…
Lo sobresaliente de la manera de contar el relato de esta "fiesta" es la cámara en mano, que nos da
esa terrible situación/sensación de ser parte de este desgarriate, sin poder decir ni: ¡mu!
Igual
no es un tema nuevo, porque ya hemos visto lo suficiente de esta especie de “falso
documental” como para acercarnos a él de una forma tal vez menos culpable pero
que no deja de ser emocionantey un tanto perturbadora.
Y
la emoción es palpable porque no se necesita ser “adulto responsable” para oler
el penetrante tufo de los problemas y prever el desastre “épico”llegando a velocidad de... millón.
Sin
embargo, tan obvio como pueda parecer, el punto de vista cambia radicalmente.
Con seguridad los más jóvenes encontrarán la “aventura” de la "fiesta
descontrolada" algo seductor y sumamente divertido, los de mediana edad lo
pensarán como una referencia a sus recién pasadas experiencias y los padres
abrirán un poco los ojos con sorpresa, duda y un "terror razonable".
Lo
significativamente importante de esto es que el desmán gigantesco no lo llevan
a cabo miembros de una clase de hordas salvajes, sino “adolescentes con una
clase social acomodada", que van a la escuela, que parecen gente de todos los días,
esto es lo realmente realista. Una muestra médica de cómo, cuando los cauces se rebasan, todos podemos
ser salvajes descontrolados en el fondo si se dan las circunstancias.
La película no opta por dar lecciones, no se
ven las consecuencias del desastre en castigos, gritos o sombrerazos de parte de la autoridad.
No, si se juzgara por ahí,
hasta podría decirse que los infractores no reciben una carga punitiva
suficiente para el daño que hacen... Entonces aunque habrá quienes pongan el grito en el cielo, habrá otros que la celebren como una noche "inolvidable" y al final eso es otro acierto, cada quien la va a
juzgar y a asimilar como le convenga mejor.
¿Vale
la pena sumergirse en esta fiesta?.... ¡Oh sí!
Director: Nima Nourizadeh
Reparto: Thomas Mann, Brady Hender, Alexis Knapp, Miles Teller, Peter MacKenzie
País:
Estados Unidos
Año
2012
Género
Comedia
Duración:
1 hr. 28 min.
Clasificación:
Adultos contenido sexual fuerte, desnudos, uso de drogas y alcohol, rebeldía y
desastre realizado por adolescentes
Estreno
en México: 16 Marzo
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