Por Julia Elena Melche.
Cuando era niña, la realizadora mexicana Gabriella Gómez
Mont conoció a un personaje que le pareció extraño y fascinante al mismo tiempo,
José Luis “El Güero” Robles Gil, un hombre al
que le diagnosticaron un desorden mental y cuyo comportamiento excéntrico oscila
entre la genialidad y la locura. Cuando conoce a Sonia, decide encerrarla en un
cuarto durante un año para probar el amor que ella decía sentir por él. Aunque
El Güero no la amaba, se casa con ella y la lleva a vivir a un zapato que él
mismo construyó, no más grande que del tamaño de un auto. Por mucho tiempo usó
una pantalla en la cabeza, cual si fuera una lámpara humana, y lo hacía para
protegerse, argumentando que era “la luz de la juventud”.
Durante 90 minutos, la cineasta hace entrega de un interesante
y fascinante documental, como el propio protagonista, que va y viene en el
tiempo, de una manera un tanto desordenada como la vida misma de El Güero. Exenta
de una voz conductora, la cinta muestra
a la familia de este singular personaje. Su esposa Sonia, una mujer de Oaxaca
que deseaba ser parte del ballet de Olga Breeskin y fue enfermera de cabecera
de Emilio ”El Indio” Fernández, su único hijo Pablo, quien discute
constantemente con su padre y aspira a ser actor, algunos de sus siete
hermanos, quienes se peleaban por ser el que más veces había ido al psiquiátrico,
su anciana madre, quien de joven fue una mujer muy bella que se relacionó
sentimentalmente con políticos importantes.
El
hombre que vivió en un zapato, Ópera prima de la
directora, se exhibe en el marco del Festival Cinematográfico Distrital, Cine y
otros mundos, el miércoles 6 a las 21:00
horas en el cine Tonalá (Tonalá 261, Colonia Roma), el jueves 7 a las 19:00
horas en el IFAL (Río Nazas 43, Colonia Cuauhtémoc), y el domingo 10 a las
21:00 horas en el cine Lido (Tamaulipas 202, Colonia Condesa). Para más información consultar la página del festival: www.distrital.mx
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