Por: Fabián Quezada León
En
una delirante saga de la primera parte Will Ferrell y su equipo de amigos
regresan para ahondar en este mundo del espectáculo noticioso y ahora dar un
paso más para hacernos entender un poco esto de la notibasura y la descarnada lucha por los ratings en las empresas
televisoras. La historia comienza cuando Ron (Farell) y Veronica (Applegate)
que ya son una pareja popular en la tele piensan que la oportunidad de llegar a
las ligas mayores toca a su puerta. En efecto sí, hay una oportunidad, es decir
una sola, la pareja debe separarse y Ron se queda sin trabajo.
Claro
que esto sólo es el comienzo. Ron, desempleado, decide buscar a su ex equipo de
noticias para “armarla” en otro lado. Así que va localizando a cada uno: a su
reportero Brian (Rudd) que ahora es
fotógrafo de mascotas, a su encargado de deportes Champ (Koechner) que ahora es dueño de un restaurant de cómida “rápida” y a Brick (Carell) su
hombre del clima.
Al
llegar a NY se embarcan en un "desconocido hasta entonces", formato de cadena de televisión: ”noticias
24x7” (recordemos que estamos supuestamente en los 80’s)
Aunque
a primera vista “Al diablo con las noticias” pareciera ser simplemente una
cinta de comedia mas, la verdad es que de una manera muy esquizofrénica y ruda es una ácida crítica a un sistema de consumo de
la información que, comenzando aproximadamente en los 80’s, irá a alcanzar su
culmen en estos días; de maneras que ni siquiera los más grandes escritores de
ciencia ficción hubieran imaginado jamás.
Pero
vayamos a los básicos de la película:
¿Qué
sucede cuando un hombre que desea ante todo salir adelante, lograr la fama mediática,
la fortuna de la popularidad y que
además tiene una visión muy clara de sus limitaciones homologa sus deseos con
el público?
Da
como resultado la famosa frase, “para qué darle al público lo que necesita
saber en lugar de darle lo que quiere saber?”
El
axioma parece muy simple y es entendible de manera superficial de inmediato, si
se trata de subsanar necesidades y deseos, ¿quién mejor que los medios y sus hábiles
manejadores para hacerlo?
Entonces
en medio de un guion densamente poblado por toda clase de referencias racistas sexistas y discriminantes, (pero que encaja perfectamente en el contexto)
vamos, no sin sorpresa he de decir, viendo como las ambiciones de Ron son
puestas en práctica y asombrosamente comienzan a transformar las necesidades de
la audiencia y su afición por ver “solo lo que quiere”
(y
hablamos de un público con un muy bajo rango de expectativas como tristemente
es la mayoría de la población teleadicta) el resultado no se hace esperar en un
boom sin precedentes.
La
comedia se articula sobre ese dudoso
triunfo de la telebasura sobre los programas de contenido. Sí da mucha risa,
pero en el mundo de afuera, en el de
todos los días es una alarmante realidad.
Colateralmente
a toda esta historia, también vemos como a la par de su nueva popularidad Ron
pierde a su familia y pone en entredicho su relación de amistad con quienes son
el equipo que lo ayuda a lograr todo esto. Y en este punto también son de
resaltar los ecos que de esto mismo hemos visto en el mundo “real”
Entonces,
la película se transforma en una elipsis exagerada, cruda y palpable de el
mundo de la información, que nos hace reír,
muchas veces mucho más que lo que digan
o hagan en la cinta, si lo equiparamos con la situación real.
Tomemos
en cuenta que la trama esta convenientemente separada en el espacio tiempo de
los 2010’s y que puede hacer uso de todas esas ironías y referencias que serían
impensables hoy en día que estamos inmersos en un ojo avizor llamado “derechos
humanos” ; pero para Ron y su gente eran otros tiempos y las referencias
racistas, sexistas, machistas, clasistas, etc. eran comunes en el humorismo de
las ligas “pesadas” .
Pero
ahora las cosas se ubican en una perspectiva completamente diferente y la “vulgaridad”
o la rudeza son distintas porque ya han
pasado a su juicio por la historia; eso le da a la cinta un tono de humor negro
indiscutible, casi cruento, casi “demasiado”, pero también sin duda sobre todo acorde
al tiempo en que se le ubica. (Supuestamente Los 80’s) y como muestra pongamos
el planteamiento de relación interracial que se da; en esos tiempos aún era
algo que estaba dejando de ser tema de tabú. (Y así se le trata en la
cinta) hoy por hoy el tono de piel no
importa (ni el status, ni el género, ni muchas otras cosas) no podemos saber si
en 20 o 30 años nuestros tiempos serán juzgados a favor o en contra de eso.
Pero
la cinta va también en otro subtexto, para reflejar que la “popularidad” creada
al vapor que tanto se usa hoy en día, es como una masa de soufflé, no hay nada
abajo para sostener esa fama, así que de la misma manera que un soufflé se
desinfla; esta fama puede llevar a los que se suben a ella del cielo al
infierno en un simple paso, mucho más si hay droga, sexo y popularidad
incluidas.
Ferrell
y su peña de amigos nos dan todas las vertientes de estos seres creados por el
sistema y la máquina de hacer famosos llevadas al extremo: desde el extremismo
racial hasta el minimalismo cerebral dejándonos en un final donde se desarrolla
una hilarante lucha apocalíptica entre todas las vertientes de “información televisiva”
que se puedan imaginar y donde vas a ver muchos cameos de famosos.
Reparto: Will Ferrell, Paul Rudd, Steve Carell, David Koechner, Christina Applegate. Kristen Wiig, Harrison Ford, James Marsden
País:
Estados Unidos
Año:
2013
Género:
Comedia
Duración:
1 hr. 59
min.
Clasificación:
Mayores de 15. Humor rudo, contenido y referencias sexuales, violencia cómica,
uso de drogas, lenguaje vulgar, racismo.
Fecha de
estreno en México: 31 de Enero
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