Por Julia Elena Melche.
Director y guionista del cine mexicano, Carlos Enrique
Taboada se caracterizó por manejar el género de terror y suspenso, adoptando
ejemplos del mejor cine gótico. Entre sus trabajos más reconocidos son la
llamada tetralogía del terror que empieza con Hasta el viento tiene miedo
en 1968, El Libro de piedra en 1969, Más negro que la noche en
1975 y termina con la que podría ser su obra más famosa Veneno para las hadas en 1984, por la que fue galardonado con el
Premio Ariel. Luego de que recientemente
se realizaron nuevas versiones de las dos primeras, que no fueron muy
afortunadas, el cineasta, escritor y productor mexicano Henry Bedwell, decide llevar a la pantalla Más negro que la noche,
planteándola “como una adaptación y no como un remake, con la idea de rendirle
homenaje a Taboada y retomando su historia para contarla de nuevo, pero desde
otra perspectiva más moderna que empatará con los jóvenes de hoy”, comenta el director.
El resultado es un filme de excelente diseño de producción
y filmada en 3D, con locaciones elegidas cuidadosamente, como la tétrica casona
de interiores penumbrosos y realmente macabros, donde se sitúa la historia:
Luego de la muerte de la tía Ofelia, su joven sobrina Greta hereda la gran
mansión que habitaba la anciana, con la condición de cuidar y procurar a su
amado gato negro llamado Becker. Greta se muda a la casa con tres amigas y son
recibidas por una fría y misteriosa ama de llaves. Al poco tiempo el gato
aparece muerto, lo que desencadenará una serie de perturbadores eventos
paranormales, que al parecer se trata del fantasma de la difunta, quien regresa
del más allá para cobrar venganza por el daño hecho a su minino.
El director decidió darle un giro a la historia original
y con ello cambió la esencia e intención de la misma, que era una historia de
venganza hacia las responsables de la muerte del gato, hecho que está muy bien
planteado en la cinta de Taboada: cuando el gato mata al canario de una de las amigas
de la sobrina heredera, ésta golpea brutalmente al minino ayudada por las otras
dos chicas, hasta matarlo. A partir de ese momento, el fantasma de la tía se
aparece en la casa para rendir cuentas con las tres muchachas, asediándolas
poco a poco hasta provocarles la muerte a cada una.
En el filme nuevo, María, interpretada por Adriana
Louvier, lleva un hurón como mascota. Cuando Becker lo mata, decide ahogar al
gato en la alberca sin la ayuda de nadie más y el espíritu de la tía se hace
presente para dar muerte a todas las chicas. ¿Por qué vengarse de quienes no tuvieron
vela en el entierro? Sin duda, hay un mal planteamiento en el sentido del deseo
de venganza pues también muere al final un amigo de las muchachas que tampoco
tenía nada que ver.
Si bien, la película de Taboada contó con muchas deficiencias,
era una historia redonda y convincente, con apariciones espectrales de la tía y
atmósferas perturbadoras que indicaban su presencia, con la contundente música
del gran Raúl Lavista, con un acertado manejo de los silencios, del viento y del horror gótico, con base en pequeños
sonidos, murmullos, y el mismo sonido del viento, rescatando el concepto de la
mansión embrujada y de las leyendas oscuras en torno al gato negro, a pesar de la poca tecnología con la que se contaba en los
setentas en el cine nacional.
Ahora, es innegable el aura de misterio que cubre a la
vieja mansión, gracias a la excelente fotografía de Marc Bellver Vera, con trabajos en series
televisivas y documentales, quien llena de sombras y de intimidantes tonos
oscuros los ambientes. Sin embargo el manejo del suspenso y del terror es mediante las fórmulas trilladas del
género, como apariciones repentinas acompañadas de un elevado golpe de sonido,
que solo consiguen que el espectador brinque de la butaca pero por la sorpresa,
más no por una sensación de horror real ni de tensión.
La vulnerabilidad y fragilidad emocional que deberían
tener las protagonistas, como las víctimas de un acoso fantasmal, son
reemplazadas por las personalidades seguras, rebeldes, arrojadas y provocadoras
de las juveniles intérpretes: Zuria Vega, Adriana Louvier, Eréndira Ibarra y
Ona Casamiquela. Es verdad que las chicas de hoy han cambiado mucho, pero los
patrones para delinear a los personajes de las películas de terror siguen
siendo los mismos.
Seguramente uno de los atractivos de la cinta es
precisamente la presencia de las atractivas actrices, aunque desprovistas de la
fuerza dramática que se necesita para
sus personajes. No obstante, quien brilla por su magnífica interpretación es la
experimentada Margarita Sanz, quien se
roba la película, como la extraña e inquietante ama de llaves de la mansión, de
rostro impávido y personalidad gélida. Por otra parte, el explotar el viejo
mito del gato negro como animal del Mal, diabólico y perverso, resulta
indignante en estos tiempos de concientización hacia la protección animal, porque puede incrementar o despertar el odio y
aversión hacia estos animalitos, particularmente a los negros.
Desafortunadamente se trata de un filme con personajes que no vienen al caso y con situaciones innecesarias, que no logra
asustar ni mucho menos rendirle homenaje al filme de Taboada. Una propuesta
arriesgada y un reto que no se logra superar.
Dirección: Henry Bedwell.
Reparto: Zuria Vega, Eréndira Ibarra, Adriana
Louvier, Ona Casamiquela, Margarita Sanz, Lucía Guilmain, Miguel Rodarte, Sara
Manni y Daniel Villar.
País: México-España.
Año: 2014.
Género: Terror.
Duración: 110 minutos.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México: 14 de agosto de 2014.
MÁS NEGRO QUE LA NOCHE SE EXHIBE EN CINÉPOLIS.
PARA INFORMACIÓN DE SALAS Y HORARIOS, CONSULTAR: www.cinepolis.com.mx
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