Por Perla Schwartz.
La intertextualidad como un modo de escritura posmoderna es el elemento central de la obra Caso Romeo Julieta escrita por Berta Hiriart, Ángeles Hernández y Sandra Félix, ésta última tiene también a su cargo una ágil dirección.
En base a la obra clásica shakesperiana del malogrado romance de dos jóvenes provenientes de familias enemigas, y trasladada a Verona, ciudad ficticia del norte de México, se desarrolla esta obra, que es a un mismo tiempo, un palimpsesto, puesto que agrupa varios géneros, como son el thriller, el romance, la farsa y la tragedia.
Paneles móviles, diseñados por Phillipe Amand, van dando los diversos escenarios de este montaje, presidido por un creciente suspense, donde se busca evidenciar que la violencia no lleva a ningún lado, y que cada uno de nosotros es responsable por y para siempre de sus actos.
Se trata de un juego de espejos, en el sentido que varias situaciones del siglo XVII no han variado mayormente en este siglo XXI. Investigar el móvil de la muerte de Romeo Montesco y Julieta Capuleto, es el hijo conductor, la realidad se entremezcla con gran facilidad con las apariencias, y ello parece ser un hecho irreversible.
Y es una fiesta donde se acaloran los ánimos. Construida a modo de un rompecabezas, Caso Romeo Julieta es una obra amena e ingeniosa, donde no se pierde el espíritu de William Shakespeare pero manejado en un tono más desenfado y lúdico. Un buen elenco participa en esta obra, como la joven pareja enamorada, tenemos a los eficientes Claudio Lafarga y Ana Isabel Esqueira; apoyados por un grupo de experimentados actores, entre los que se encuentran: Arturo Beristain, Mariana Giménez, Marco Antonio García, Laura Padilla y Constantino Morán entre otros.
Esta obra producida por la Compañía Nacional de Teatro, termina temporada el próximo 11 de diciembre en la Sala Xavier Villaurrutia para después integrarse al circuito de teatro escolar.
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