lunes, 12 de diciembre de 2011

FLECHAS DEL ÁNGEL DEL OLVIDO: EN TORNO A LA MEMORIA Y LA IDENTIDAD.


Por Perla Schwartz.

Una cámara Gesell (diseñada por Arturo Nava) es el escenario de un no lugar (parafraseando a Marc Augé), donde transcurre Flechas del ángel del olvido de José Sanchís Sinisterra, el gran dramaturgo español, montada con gran eficacia por Antonio Algarra- en base a la puesta en escena de Ricardo Ramírez Carnero, obra que ayer domingo 11 de diciembre terminó temporada en el Teatro Orientación.

5 enigmáticos personajes, cuyo centro de atención es la joven mujer X, una mujer de la cual no sabemos ni cómo ni por qué padece una amnesia, ella fue encontrada por las calles de una gran ciudad, en condiciones precarias. Ella es el centro motor para que el dramaturgo despliegue metáforas en torno a la identidad y a la memoria.

Sinisterra es sugestivo y ambiguo al mismo tiempo, ello es lo que hace su texto sumamente interesante. Y una invitación continua hacia una sesuda reflexión acerca del yo y su interrelación con los otros y su entorno. Es asimismo una invitación a viajar por la memoria y sus inefables laberintos.

Una memoria erosionada e irremediablemente agrietada. Corre la intención de crear un espacio para la libertad. “X” buscará ser recuperada por su hermana protectora, por un supuesto amante de edad madura, por la pareja lésbica que abandonó y por un chico pueblerino quien tan sólo funciona como un emisario.

Todos conformarán las piezas de un rompecabezas amorfo, siempre bajo la vigilancia de una aprehensiva enfermera. Algarra se muestra como un gran director de actores, un equipo conformado por Miguel Flores, Carmen Zavaleta, Priscilla Imaz, Baltimore Beltrán, Lizzette Cervantes y Patricia Collazo, ésta última de repente está un poco sobre actuada, no así el resto quiénes hacen creíbles a sus respectivos personajes.

Interpretaciones intensas para una obra difícil de clasificar en un género en específico, pero me atrevería a decir que encaja en la tragedia contemporánea, es mucha la violencia emocional la que subyace entre las palabras.

Teatro posmoderno de primer nivel, y sin lugar a dudas de los mejores montajes del agonizante 2011.

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