Bek (Thwaites) es un ladrón
tipo Aladino; escurridizo y con
suerte. Tiene una noviecita llamada Zaya (Eaton) y por
circunstancias del destino se ve envuelto en una terrible circunstancia que lo
lleva a hacer un trato/chantaje con el dios Horus (Coster-Waldau) para ayudarlo a enfrentar a su
malvado tío, el dios Set (Butler) quien lo ha destronado ha matado a su padre y
de paso lo ha dejado ciego.
Horus y su fiel escudero
humano deberán de pasar toda una serie de pruebas y peligros para reconquistar
el poder y obtener la salvación y el amor.
Alex Proyas nos trae una
irredenta versión de una trama mitológica egipcia donde sin recato, se traduce
y coloniza a todo el panteón egipcio con prototipos anglosajones. Certificando
aquello de que la versión Hollywoodesca de la historia se formuló para transformar
en wasp al resto del mundo: sean egipcios, griegos, árabes, africanos, o aborígenes
australianos, o indígenas americanos, Hollywood los ve a todos como salidos de
un molde de galletitas californianas.
Después de la ya bastante
discutida (cierta o no) postura de la academia por favorecer la “poca
diversidad” “Dioses de Egipto” viene
a aparecer como un recordatorio casi irónico de los dedos flamígeros que
señalan el asunto.
La película se sustenta en
la profusión de efectos especiales y en la presencia de figuras como Butler (quien parece el mismo Leonidas de 300 con más ropa) y Coster-Waldau (dejando
por momentos “Juego de Tronos”), junto con unos menos visibles Geoffrey Rush que
vive en una especie de nave espacial extra planetaria y Rufus Sewell quien es nada más y nada menos que el arquitecto de
la constructora que trabaja para los dioses.
El resto de la historia
divaga entre un homenaje fallido a la ochentera “Furia de titanes” de Desmond Davis y las viejas películas de “Simbad”.
(1958, 1977)
En pantalla la combinación
entre humanos y dioses es por demás inquietante visualmente, debido a que los
dioses desde luego son “más altos” que los mortales, así que cuando Horus y su
fiel escudero Bek comparten la acción es un inquietante dèjá vu de “Tierra de gigantes”.
La trama va de un punto a
otro aferrándose a que “todo se vale porque es una épica de ciencia ficción”
pero en realidad los personajes no poseen nada dentro, son absolutamente
unidimensionales: corren, brincan, saltan y no nos importa un pepino quien
sobrevive; el guión tiene grandes fallas para justificar su desarrollo y uno de
sus pocos aciertos es no tomarse en serio a sí mismo e introducir varios gags cómicos en la trama; pero eso no tiene
la fuerza y la intención primigenia como para servir para definir la película; y el tener un vestuario excéntrico y saturar
con efectos especiales no garantiza un éxito en taquilla por más que la
encabecen Leonidas (Butler) y Jaime
Lannister (Coster-Waldau)
Lo más desconcertante de
todo es ese saborcito que queda de que se podría tratar de que estos dioses, aún con todo esto encima, lleguen a pensar en recetarnos una secuela…
Director:
Alex Proyas
Reparto: Gerard Butler, Nikolaj Coster-Waldau, Brenton Thwaites, Geoffrey Rush, Chadwick Boseman, Elodie Yung, Courtney Eaton
Reparto: Gerard Butler, Nikolaj Coster-Waldau, Brenton Thwaites, Geoffrey Rush, Chadwick Boseman, Elodie Yung, Courtney Eaton
País:
Estados Unidos, Australia
Año: 2016
Género: Aventuras,
épico, ciencia ficción
Duración: 2hr 7 min
Clasificación:
Mayores de 13 años
Fecha de estreno en
México: 26 de Febrero
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