Por Julia Elena Melche.
En su quinto largometraje, el cineasta y guionista finlandés
de 45 años Klaus Härö, entrega una historia humana e inspiradora sobre los
entrañables vínculos que van más allá de la relación entre maestro y alumnos,
alejándose del sentimentalismo fácil y de las fórmulas clásicas del melodrama
hollywoodense en este tipo de relatos, y acercándose más a la emotividad de la
cinta inglesa Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000) y a la sobriedad de la
francesa Los coristas (Christophe Barratier, 2004).
Es el año de 1952 en una Estonia invernal y ocupada por la
Unión Soviética desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando un joven esgrimista
que ha huido de Leningrado para escapar de la policía secreta rusa, se ve
obligado a refugiarse en el pueblito de Haapsalu, su tierra natal, donde se
coloca como maestro de educación física en una escuela secundaria.
Ahí organiza un club deportivo para dar clases de esgrima
los sábados, al cual llega un numeroso y entusiasta grupo de niños y niñas. No
obstante la oposición del director del plantel a dicho deporte por
considerarlo contrario a los dogmas del
comunismo y que en su lugar se debería
enseñar un deporte más tradicional que se identifique con el proletariado,
el maestro es apoyado por los padres de los alumnos y decide seguir adelante
con su proyecto.
A lo largo de su carrera, Klaus Härö se ha interesado en
historias sencillas de la zona nórdica, teniendo un interés especial por los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, sobre
la fragilidad de la infancia, padres ausentes y seres desvalidos, donde habla
de la soledad, la redención y el poder de la fe.
Sus películas han obtenido
premios en importantes festivales de cine, colocándolo como un nuevo talento
del cine finlandés. Elina (2002), su primer largometraje, mereció el Oso de Cristal
en el Festival de Berlín 2003. Adiós mamá (2005) fue nominada por
Finlandia para los premios Oscar 2005 en
la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa. Cartas al padre Jacob
(2009) fue candidada al Oscar 2010 en la misma categoría.
Ahora, El último duelo fue nominada como Mejor Película Extranjera
en la edición 2016 de los Globos de Oro, convirtiéndose en la primera cinta
finlandesa en estar nominada en más de 60 años y cuya fuente de inspiración es
la historia real del legendario tirador profesional de esgrima estonio Endel
Nelis, quien tuvo que ocultarse con una
identidad falsa de la persecución del Régimen Stalinista, acusado de haber
simpatizado con el enemigo nazi durante los años de la guerra.
El encargado de interpretarlo es el actor estonio Märt
Avandi, quien de manera contenida se adueña por completo de su personaje,
metiéndose en la piel de un hombre solitario, temeroso y atormentado, pero que
poco a poco va dejando atrás su carácter hosco y reservado, y consigue
contagiar a los chiquillos el deseo por aprender esgrima. A su vez, Endel
encuentra una motivación para su recuperación existencial en la veintena de
alumnos, en particular, en la pequeña impaciente Marta (Lisa Koppel), quienes
lo ven como su guía, el modelo a seguir, una presencia benefactora y el padre que
muchos perdieron en el frente de guerra.
Juntos, maestro y alumnos, se ayudarán mutuamente; los niños,
superando su depresión y falta de ilusiones, y Endel emprendiendo un camino
hacia la redención en su deseo por liberarse de su oscuro pasado. El inesperado
romance con una guapa maestra, compañera de trabajo, jugará también un papel
determinante en su vida emocional. Sin duda, realizador y guionista han
conseguido una sólida construcción de personajes y el tono exacto en el que se
desarrolla la trama, donde emoción, tensiones, romance y sucesos históricos van
de la mano al través de un acertado
equilibrio dramático.
Por su parte, el experimentado fotógrafo Tuomo Hutri
enriquece el relato mediante la atmósfera opresiva stalinista que se respiraba
en esos años, apoyada por la grisura invernal del nevado paisaje estonio en elegantes
encuadres preciosistas, donde la presencia amenazante de los servicios secretos
soviéticos se siente latente a lo largo de la cinta a manera de thriller de suspenso.
La productora Kai Nordberg, considera que la cinta habla
sobre la necesidad universal de libertad y la manera en que países tan pequeños
deben defenderse de un oponente superior. Cuando los niños participan en un torneo
nacional estudiantil de esgrima en Leningrado, Endel deberá elegir entre su
propia seguridad o ponerse en peligro y acompañar a sus alumnos para no
defraudarlos en sus deseos de gloria deportiva. Sabe que al hacerlo, podría llevarlo
al arresto, el exilio e incluso la muerte.
Sin embargo, como su valiente equipo
de esgrimistas novatos, decide dar la batalla y dejar de avanzar para luego
retroceder, de retroceder para luego avanzar como una de las reglas del esgrima.
Al “mantener siempre la distancia”, el esgrimista sabe dónde está su oponente y
puede moverse rápido para estar seguro, pero Endel está dispuesto a romper las
distancias y correr el riesgo.
Un filme sobre el encuentro de afinidades, de enseñanzas imborrables, del espíritu
transformador, de liberaciones y redenciones y de lazos perdurables.
Muy recomendable y de lo mejor en cartelera de esta semana.
Dirección: Klaus Härö.
Guión: Anna Heinämaa.
Reparto: Märt Avandi (Endel Nelis), Ursula Ratasepp (Kadri),
Liisa Koppel (Marta) y Joonas Koff (Jaan).
País: Finlandia.
Año: 2015.
Género: Drama.
Duración: 93 minutos.
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