DOCUMENTALES DE HERZOG Y WENDERS EN GIRA AMBULANTE 2012.

Por Perla Schwartz.

Como siempre la Gira Ambulante- a iniciarse el próximo 10 de febrero para terminar el 23 de febrero en el Distrito Federal y luego recorrerá varias sedes de provincia para culminar el 3 de mayo. Este 2012 tiene entre su programación dos documentales de dos cineastas contemporáneos de gran relevancia; se trata de Werner Herzog de quien se proyectará “La cueva de los sueños olvidados” (2010) y “Pina” (2011) del realizador germano Wim Wenders.

Dos cineastas que se pueden considerar como grandes innovadores del lenguaje cinematográfico. Herzog (“Aguirre la ira de Dios”, “Fitzcarraldo”, “Grizzly man”), toma como leif motiv de su trabajo, las cuevas Chaubet ubicadas en Francia, las cuales tras los rescates arqueológicos realizados desde 1994 contiene más de 400 pinturas rupestres, que datan de hace más de 30 mil años.

Una vez más. Herzog se ocupa de indagar en el pasado para poder construir una serie de reveladoras conexiones con el presente. Este documental que se estrenó en el Festival de Toronto del 2010 y que se hizo acreedor al Premio a Mejor Documental 2011 por parte del Círculo de Críticos de Nueva York es una invitación al espectador a que se sumerja a una especie de mundo mágico, donde las piedras hablan de la creatividad humana, que ha existido desde tiempos inmemoriales.

Es un proyecto quijotesco pero que nos remite a la profunda admiración de Herzog hacia los misterios y los secretos del pasado histórico. Tiene la gran virtud de estar filmada en formato 3D, la técnica aunada a una insondable belleza plástica. Hay varias imágenes sumamente evocadoras y plásticas. El cineasta va más allá de lo científico para internarse en los entretejidos de estas cuevas.

Por su parte, Wenders en “Pina”, nominada al Óscar como mejor documental, también está filmado en 3 D lo que engrandece su lenguaje cinematográfico, que es poético y preciso a un mismo tiempo.

Es un tributo amoroso a Pina Bausch , la gran bailarina y coreógrafa quien renovó la danza contemporánea y cuyo lema era: “Baila, baila, si no todo está perdido”. Wenders ofrece un documental sensible, hilvanado con varios testimoniales de los colaboradores de la artista.

Nostalgia y sensibilidad permean este bello trabajo que nos permite volar por alturas inusitadas de goce, alegría y melancolía van de la mano. Es un documental que hay que ver y disfrutar a plenitud.