La cinta muestra los
límites de la pasión artística.
La segunda película
del director israelí Nadav Lapid,
explora la pureza de la mente infantil y el materialismo y tradicionalismo que
inhiben a los jóvenes talentos.
Antes de amoldarse a los parámetros sociales que le exigen
las instituciones y sus autoridades, la niñez se caracteriza por una abundante
imaginación, originalidad y, en ocasiones, una expresión artística sublime. El
pánico por evitar la corrupción de una mente pura es el tema de La maestra de kínder.
En su reciente largometraje, Nadav Lapid ofrece una reflexión sobre el papel del arte
en una sociedad que parece ya no estar interesada en él. A través de una mirada
a la educación cultural de su país natal, el cineasta expone cuestiones de
creatividad y la posible corrupción de la pureza artística de la niñez.
Ganadora del Premio a Mejor Película en el Festival de Cine
Europeo de Sevilla, el Premio del Foro de Críticos de Cine de Israel y el
Premio a Mejor Director en el Festival Internacional de Cine Independiente de
Buenos Aires, la cinta parte del
descubrimiento de Nira Ratok, una maestra de kínder, en uno de sus pequeños
alumnos, Yoav Pollak de cinco años, quien tiene el prodigioso don para componer
y dictar en el momento, elegantes poemas dedicados a su niñera mientras camina
de un lado a otro, como en trance.
La
maestra de kínder expone los dos
lados de la apreciación cultural en Tel Aviv; por un lado, la educación rígida,
pragmática y tradicionalista de los colegios convencionales, y por otro, la
superficialidad de los supuestos aficionados a la expresión artística. De esta
manera, aunque el director cuestiona a una sociedad incompatible con el arte,
también critica la pedantería que rodea a algunos grupos culturales.
Un destacado crítico de cine del diario The New York Times,
describió al filme como “una acusación furiosa del materialismo y la
complacencia de la vida del siglo XXI, en Israel e implícitamente más allá.
Yoav, inocente y apenas consciente del significado de sus poemas, es la voz
misteriosa de una tradición de desheredados”; y asegura que su lección es que
hoy en día “el buscar la belleza y su significado, significa probablemente
terminar en la locura, la confusión y la violencia”.
La destreza y precisión formal del realizador concede al filme una enorme fuerza. La cámara del
fotógrafo Shai Goldman se mantiene siempre cercana a sus personajes en una
proximidad íntima para capturar en primer plano sus rostros, silencios, miradas
y comportamientos, algunos que parecen inexplicables. Su presencia evidente la convierte en una especie de
personaje que todo lo observa y con el que los niños llegan a chocar.
En la sociedad israelí actual que retrata el cineasta, no
hay espacio para la creación poética. El padre de Yoav está más preocupado por
atender sus exitosos restaurantes que a
su hijo y no le interesan sus aptitudes artísticas porque no tienen futuro, mientras
que la niñera utiliza los versos del pequeño para su carrera como actriz. Yoav
es un genio precoz, quien como Mozart, es incomprendido y despierta la envidia
de un sombrío rival secreto; un Salieri personificado en su maestra y poetisa
frustrada.
El director de Policía en Israel (2011), su primer
largometraje en el que ofreció una mirada crítica al sistema judicial judío, entrega
ahora una cinta desconcertante, extraña e inquietante que reflexiona sobre el
choque entre el mundo actual y la creación artística. Muy recomendable.
EL DIRECTOR |
Dirección y guión: Nadav Lapid.
Reparto: Sarit Larry, Avi Shnaidman, Lior Raz, Jil Ben
David, Ester Rada, Guy Oren y Yehezkel Lazarov.
País: Israel-Francia.
Año: 2014.
Duración: 119 minutos.
Género: Drama.
LA
MAESTRA DE KÍNDER (HAGANENET) SE
EXHIBE EN CINETECA NACIONAL A PARTIR DEL 29 DE ENERO DE 2016.
PARA INFORMACIÓN DE
HORARIOS Y SALAS, CONSULTAR:
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