Por Julia Elena Melche.
El realizador japonés de culto y uno de los más interesantes
y provocadores de la cinematografía nipona Shion Sono, regresa con una nueva
locura fílmica; un vertiginoso descenso al infierno, como alude su título, en
un auténtico baño de sangre.
Se trata de una historia con el peculiar estilo
visual del director, donde abundan las escenas altamente gore y de violencia
extrema, ahora, en un tono de comedia ácida y juguetona, donde se mezcla la
parodia y homenajes al cine. “Los malditos bombarderos” son un grupo de
adolescentes, liderados por el aspirante a cineasta Hirata, que sueñan con
filmar la mejor película de acción de la historia.
Diez años después, su
anhelo tomará forma cuando se involucran con los líderes de dos bandas rivales
pertenecientes a la Yakuza, Muto e Ikegami, el primero, padre de la rebelde
actriz adolescente de anuncios publicitarios Mitzuko, recordada por haber
protagonizado un pegajoso comercial de pasta de dientes cuando era niña; el
segundo, un torpe criminal enamorado de la hija de su enemigo. Así, tendrá
lugar una sangrienta guerra entre los dos grupos que será filmada por el
incipiente cineasta.
Entre sicarios vestidos con kimonos, asesinos a sueldo
convertidos en equipo técnico de filmación, cuerpos descuartizados, cabezas que
vuelan por los aires y un río de sangre por donde se desliza Mitzuko en una deslumbrante
escena surrealista, el director hace un
homenaje a los entrañables rodajes en 35 mm, al legendario Bruce Lee, al cine
amateur, al cine de yakuzas y al filme clásico Cinema Paradiso, a El
color del dinero de Martin Scorsese y al mediometraje francés de 1956 El
globo rojo de Albert Lamorisse, apartándose de la crítica social de sus
anteriores filmes, El club del suicidio, Pez mortal, El romance y la culpa, y El
topo.
Vamos a jugar al infierno, una película que disfrutará el espectador en
general por su desbordante creatividad y sin duda, fascinará a los fans del
realizador, por las explosivas y sanguinolentas escenas de combate, con las que
reirán a carcajadas.
Dirección, Guión y Música: Shion Sono.
País: Japón.
Año: 2013.
Reparto: Jun Kunimura (Muto), Shinichi Tsutsumi (Ikegami),
Fumi Nikaidô (Himizu), Hiroki Hasegawa (Hirata), Gen Hoshino (Kouji).
Género: thriller gore.
Duración: 126 minutos.
VAMOS A JUGAR AL
INFIERNO SE EXHIBE EN CINETECA NACIONAL DEL19 AL 24 DE ABRIL.
PARA INFORMACIÓN DE
HORARIOS Y SALAS, CONSULTAR: www.cinetecanacional.net
EL DIRECTOR.
Cineasta de culto indiscutible y reconocido icono surgido
del cine underground japonés, Shion Sono debutó como poeta a los 17 años,
apareciendo algunos de sus escritos en publicaciones como Eureka y The Modern
Poem Book. Su incursión en el séptimo arte comenzó con películas de 8 mm cuando
se matriculó en la Universidad Housei. En 1985 exhibió su cortometraje I Am
Shion Sono!!!, un ensayo fílmico a partir de su propia obra poética, en
la prestigiosa competencia Pia Film Festival (el Sundance de Japón).
Su opera prima Bycycle Sighs (1990) fue bien recibida
por la crítica y tuvo gran éxito en taquilla. En 2001 presentó la cinta que lo
posicionó a nivel internacional: El club del suicidio, a partir la
cual, no ha dejado de estar presente en los festivales internacionales de cine
y que lo convirtió en un referente del cine fantástico oriental, con temáticas
basadas en la crítica social, en una mezcla salvaje de géneros donde abarca
desde la comedia hasta el erotismo pasando por elementos como espadas samurai,
traumas infantiles, familias disfuncionales, lesbianismo, gore, violencia,
pornografía y romanticismo. Con Vamos a jugar al infierno, su cambio
de temática es evidente, inclinándose por una combinación de comedia y su ya
conocido estilo de violencia extrema.
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