We weren’t born to follow Come on and get up off your knees When life is a bitter pill to swallow You gotta hold on to what you believe Believe that the sun will shine tomorrow
Jon Bon Jovi
Jon Bon Jovi
Por: Marilu Barradas B.
Casi 30 años han transcurrido desde que Bon Jovi pisara un escenario por primera vez, tres décadas de rock duro y baladas suaves, múltiples reconocimientos, giras, ruedas de prensa, once exitosos discos e infinidad de anécdotas forman parte de esta banda de hard rock, comandada por John Francis Bongiovi, nombre real de Jon Bon Jovi.
Bon Jovi, en este momento, es uno de los números más convocantes del planeta. El espectáculo The Circle, que recorrerá 60 ciudades en todo el mundo, ha sido colocado tres veces por la revista Billboard en el número uno de los shows del 2010, y eso, obviamente, genera gran expectación. La gira tiene como objetivo promocionar su nuevo disco, llamado también The Circle, que es en definitiva una buena colección de canciones que tienden como hace años al modern rock. Tras escucharlo superficialmente por primera vez, puedo asegurar que contiene muy buenas tonadas, arreglos con gusto y clase, pero no es un disco de hard rock como Slippery When Wet. Se trata de rock comercial con bastantes melodías tranquilas y, sobre todo, con un sonido excelente, a pesar de que se echen de menos más riffs de guitarra poderosos y contundentes. Es un álbum para escuchar varias veces ya que en la primera, se escapan pinceladas como la buena producción o la frescura y experimentación de los nuevos sonidos. Superman Tonight (it’s just my old tatoo) es un soberbio medio tiempo al uso nostro de la banda, con ese ritmo que pega fuerte en el coro, para bajar luego en las estrofas. We Weren’t Born To Follow es un número pegadizo y sugestivo. When We Were Beautiful es un tema raro, del que Jon está particularmente orgulloso, con unas guitarras muy U2 y buenos coros de fondo. Work For The Working Man tiene una marcada semejanza con Livin’ On a Prayer, aunque el coro aquí es más elemental y no épico como aquella.
Previo al concierto, Jon Bon Jovi agradeció la asistencia de los corresponsales a la rueda de prensa, sin embargo no pudo ocultar su escasa complacencia para charlar con los medios, situación ya conocida, porque él mismo lo ha mencionado repetidamente en el pasado. Su talante, según externaron varios de los reporteros presentes, dejó mucho qué desear. Yo lo resumiría en el comentario de Fabián: “Todo el grupo tiene una cara de flojera inexcusable, ¿Qué les pasa? Vienen, se llevan carretonadas de dinero y se dan el lujo de ser apáticos”. Eso sería comprensible y hasta justificable si los hubieran levantado a las seis de la mañana después de un show, pero a las seis de la tarde y frente a un centenar de periodistas, honestamente necesitan reconsiderar su displicente “Actitud New Jersey".
Hicimos buen tiempo al estadio, considerando el tránsito y la lluvia. Aparcamos en el Palacio de los Deportes y los cuatro nos dirigimos alegremente al Foro Sol protegidos por sendas mangas de colorines. No importaba el aguacero, traíamos el mejor ánimo. Una vez que llegamos al puente y los empleados de seguridad repetían mecánicamente, “cada quién su boleto en mano, bolsas abiertas” hicimos una pausa para buscarlos y oh, sorpresa, nos dimos cuenta de que los boletos se nos habían olvidado en el carro. Tuvimos que desandar lo andado, otros quince minutos, mientras oíamos lo que entonces pensamos que era una pista: Moderatto. El viaje de vuelta fue más apresurado, no queríamos perdernos de nada. Conforme nos acercábamos más a nuestros lugares, la música se percibía más y más fuerte. Corríamos por las escaleras llovidas cuando escuchamos claramente a Brian Amadeus, el vocalista, asegurar: "Bon Jovi será más guapo, pero yo soy más sexy". Según la revista People, Bon Jovi lo supera hasta en eso. Dos veces fue nombrado por la publicación como la estrella de rock más sexy.
El grupo Moderatto abrió el concierto de Bon Jovi, no como telonero, sino como invitado especial, tocando una buena tanda de canciones previa al evento magno. La banda encabezada por Jay de la Cueva, al enterarse de que el cuarteto de Nueva Jersey venía a México, le pidió a su manager que los colocara en el show, ya que se proclaman sus fervientes admiradores. Antes de su entrada, los integrantes de Moderatto pasearon su insolencia, para introducir a una banda mítica con 27 años en primera línea.
Afortunadamente, después del mal sabor de la rueda de prensa, los músicos llegaron al Foro Sol dispuestos a solventar con energía su compromiso con México y lo hicieron con dos horas y media de concierto que fluyeron en lo que aparentó ser un suspiro. Ni el chubasco iba a ser obstáculo para un grupo al que el cielo se vio obligado a respetar, dispersando las nubes poco antes del inicio de la actuación.
Entraron a escena ante el habitual rugido del respetable. "¿Hay alguien allá afuera, en busca de una fiesta?", lanzó Jon y recibió un griterío por respuesta. "No vamos a dejar que un poco de lluvia nos eche a perder la diversión", sentenció. Evidentemente no, a pesar de que las gotas cayeron –a veces más, a veces sólo una ligera llovizna– durante la participación de Moderatto, luego el cielo se despejó para dar paso a Bon Jovi bajo la luna llena y una única fulgurante estrella, que parecían parte de la coreografía. Los gritos prosiguieron un rato más, a la par de los primeros acordes de Blood on Blood. Luego los sonidos volvieron a bajar de vuelta a los cuerpos.
New Jersey me ha obsequiado una buena parte de la banda sonora de mi vida. Ha producido, en mi humilde opinión, cuatro glorias musicales: Frank Sinatra, Neil Diamond, Bruce Springsteen y más recientemente, Jon Bon Jovi, este joven Bob Dylan destinado a ser una leyenda, a encontrar un lugar privilegiado en la historia de la música.
Hace ya 27 años que Jon fundó el grupo que ha vendido más de 120 millones de discos. Dos grandiosos momentos en su carrera fueron la publicación del disco Slippery When Wet, de 1986, y de It’s My Life, en 2000, la popularísima canción que los acercó a una nueva generación. Del mencionado álbum surgieron tres grandes éxitos, que se han vuelto algo así como himnos rockeros y que no podían faltar en el repertorio: You Give Love a Bad Name, Livin’ on a Prayer y Wanted Dead or Alive. El disco está entre los 100 más vendidos de la historia en USA y es Disco de Diamante (más de 10 millones vendidos). Solamente hay en la historia dos artistas que lo habían conseguido antes: Michael Jackson y Bruce Springsteen.
Del nuevo álbum, The Circle, interpretaron Work for the Working Man, dedicada a los trabajadores. "¿Quién va a trabajar para el hombre trabajador?", cantaba Jon, mientras en la pantalla se proyectaban imágenes de obreros triunfantes. Siguió We Weren't Born to Follow con las guitarras de Sambora regalando elegantes riffs, los teclados de Bryan dando un ambiente épico a todo y con el simpático Tico Torres marcando impecablemente los tiempos de este auténtico himno. “Ésta es para quienes esperan un milagro, es para los necesitados, es para los pecadores y los cínicos”, cantó Jon. Acto seguido, se lanzó al himno de aquellos que seguimos soñando: Keep the Faith. Todos gritando, todos coreando well, it’s hard to be strong, when there’s no one to dream on... hasta que en una de esas el propio Jon se trastornó y en las enormes pantallas de alta definición todos pudimos ver su auténtica... bueno, bed-face. El hombre estaba visiblemente muy emocionado. Tras interpretar Born to be my Baby (qué mas quisiera yo…) y Lost Highway, Bon Jovi pronunció algunas palabras para su público: "¿Cómo están? Buenas noches amigos, es bueno estar de regreso. Gracias, han pasado muchos años, qué bueno que supimos lidiar con la lluvia para poder divertirnos esta noche".
La banda no se quedó atrás. Es evidente qué bien la pasan juntos, y que se divierten como enanos en el escenario. Es ineludible la mención de los cinco minutos de gloria de Richie Sambora. Tras It's My Life, Jon habló del efecto "iglesia" del micrófono, para Richie. ¿En qué clase de iglesia pervertida el predicador Sambora te dice Lay Your Hands on Me? No sé, pero yo sería devota... Con un toque gospel y una ambientación de vitrales electrónicos simulando una catedral, como tema en el cual recrearse una y otra vez, nos obsequió una composición que él ha terminado por bordar con el paso del tiempo y con la que atrapa a cada uno de sus fans.
Y por supuesto no podía faltar al centro del escenario, un personaje tan importante como cada miembro de la banda: el emblemático pedestal del micrófono de pie blanco con la bala negra, talismán que ha estado con Jon desde sus inicios y que lo acompaña a donde él vaya; que cuando está en movimiento, paraliza a un estadio entero; que cuando es abrazado por el chamán de la Costa de Jersey parece cobrar vida propia; que se convierte en una varita mágica que lo mismo lo apoya que lo hace volar.
Poco más de cincuenta mil admiradores cantamos a capela los inicios de las canciones más conocidas, saltamos con los enérgicos himnos rockeros y prendimos un mar de teléfonos celulares y encendedores frente al escenario durante las baladas. Durante la interpretación de Livin’ on a Prayer, en la pantalla de fondo se mostraron, uno junto al otro, decenas de videos de personas –jóvenes y no tanto–, cantando la canción; algunos en sus recámaras, al estilo de los videos que se suben a Youtube.
Pretty Woman, el cover del tema de Roy Orbison, fue un bono, más delicioso por inesperado. Merrrrrrrcy… (la que necesitaba mercy era yo). Seguramente cada mujer en el auditorio se sintió la destinataria indiscutible de la balada, y por unos minutos fuimos treinta mil mujeres hermosas, transportadas a un universo paralelo, adolescentes infatuadas, vitoreando y soltando quizás una lagrimita.
"¡Qué bien lo hacen!", exclamó Bon Jovi luego que el público lo acompañó en el tema I’ll be There for You. Luego aprovechó para colar su anuncio de que el mes que viene sacarán un álbum de Grandes Éxitos volumen II: "Eso ocurre cuando llevas 27 años en esto", bromeó.
It takes two to tangoe, reza el adagio popular. Para que un artista dé una presentación de esa categoría, se requiere también la retroalimentación del público, la electricidad, el abrazo incondicional. Cada día reafirmo más la noción de que el público mexicano es uno de los mejores del mundo y eso nos permite tener tantos espectáculos de alta calidad en este recinto que ha albergado a las grandes estrellas del planeta, con esa mezcla de lágrimas, chispa, sudor y gritos que es un concierto.
Tengo una duda, bueno en realidad tengo muchas, pero una que me ronda últimamente es, ¿Por qué el cabello es tan importante en el rock’n’roll? El cabello nos protege la cabeza, nos permite cambiar de imagen, pero yo he observado algo (para mí) nuevo y fascinante: el cabello es crucial para tener éxito en la música. Por ejemplo, hablando de Bon Jovi, la época en que vendieron más discos fue cuando todos llevaban la melena larga y despeinada. En esta ocasión, él salió a escena peinadito con pistola y mucho hairspray. Después del primer bloque ya estaba despeinado y sudoroso, con un aspecto más natural, sensual y deseable, con un atuendo rojo sin mangas, que destacaba sus tatuajes en ambos brazos y fue cuando más aplausos recibió. Pero para el tercer bloque ya se le notaba nuevamente la mano del peinador.
Cuanta rudeza y reserva hay en este ídolo. Una mezcla perfecta de chico peligroso y sex symbol, se destacan en ese magnífico rostro. Dentadura preciosa y blanqueada hasta parecer radioactiva. La sonrisa sigue siendo millonaria. Las patitas de gallo y las líneas de expresión no opacan el profundo azul de su mirada. Porta los jeans y las chamarras de cuero como si fueran su segunda piel, ¡hasta cinturita tiene! Lanza besos, coquetea, es bello como pocos y se sabe. Con su agraciado físico, bien podría posar como un importante modelo, o ser el protagonista de una película romántica. Sus tatuajes demuestran que el dinero no da clase, pero le dan ese toque de chico malo que tantas fans conquista. Su voz genuina y su personalidad carismática lo hacen aun más apetecible.
Pero Bon Jovi no ha alcanzado fama sólo por su talento musical o por su atractivo aspecto, sino también por sus diversas obras altruistas, como la que realizara en México a beneficio del Bosque de Chapultepec, junto a Fito Páez en 2007 y donde los recursos obtenidos fueron destinados para la preservación de uno de los pulmones vitales de esta ciudad.
En los últimos años, parece que el mundo de la política y el del espectáculo van de la mano. Tiempo atrás, Arnold Schwarzenegger fue electo como Gobernador de California y, hasta el sol de hoy, continúa ocupando el cargo. Ahora, quien quiere contender por los comicios para gobernador de Nueva Jersey es nada más y nada menos que Jon Bon Jovi. Viéndolo en escena, no me queda la menor duda de que los cinco millones de mujeres en edad de votar en su Estado, se decidirían por él sin titubear (haría mucho mejor papel que Eliot Spitzer, sin lugar a dudas).
A sus casi 50 años, Bon Jovi es una autoridad y emblema de varias generaciones, sigue implacablemente asido al merecido trono del número uno, con su estilo de rock star joven que disfruta aún de la adoración del público como si fuera la primera vez, mezclados con su ironía de la edad... ¡Hasta la forma de presentar a su guitarrista invitado! We are shaking some cobwebs off, if you know what I mean... tell them, Bobby, about backstage... El grupo se ha ganado una plataforma de fans multi-generacional, que además ha atravesado barreras de idiomas y culturas.
"¡Tenemos que regresar cada semana!", bromeó Jon Bon Jovi la primera vez que se despidieron, en respuesta a la entusiasta entrega del público. Entonces decidió que interpretaría una canción más, y apuntó: "Ya los oí, déjenme ver si me acuerdo…" y comenzó Always. Si él no la hubiera recordado, todos los presentes estábamos ahí para acompañarlo. "Nos veremos de nuevo", dijo, antes de que la banda abandonara el escenario. Me quedó a deber Bed of Roses y Something for the Pain, aunque con Always me doy por bien servida y aún me dura el rush hormonal. Pero todo lo bueno acaba, y esa fue la despedida. La promesa de la eternidad: And I’ll love you, Always...
Bon Jovi, en este momento, es uno de los números más convocantes del planeta. El espectáculo The Circle, que recorrerá 60 ciudades en todo el mundo, ha sido colocado tres veces por la revista Billboard en el número uno de los shows del 2010, y eso, obviamente, genera gran expectación. La gira tiene como objetivo promocionar su nuevo disco, llamado también The Circle, que es en definitiva una buena colección de canciones que tienden como hace años al modern rock. Tras escucharlo superficialmente por primera vez, puedo asegurar que contiene muy buenas tonadas, arreglos con gusto y clase, pero no es un disco de hard rock como Slippery When Wet. Se trata de rock comercial con bastantes melodías tranquilas y, sobre todo, con un sonido excelente, a pesar de que se echen de menos más riffs de guitarra poderosos y contundentes. Es un álbum para escuchar varias veces ya que en la primera, se escapan pinceladas como la buena producción o la frescura y experimentación de los nuevos sonidos. Superman Tonight (it’s just my old tatoo) es un soberbio medio tiempo al uso nostro de la banda, con ese ritmo que pega fuerte en el coro, para bajar luego en las estrofas. We Weren’t Born To Follow es un número pegadizo y sugestivo. When We Were Beautiful es un tema raro, del que Jon está particularmente orgulloso, con unas guitarras muy U2 y buenos coros de fondo. Work For The Working Man tiene una marcada semejanza con Livin’ On a Prayer, aunque el coro aquí es más elemental y no épico como aquella.
Previo al concierto, Jon Bon Jovi agradeció la asistencia de los corresponsales a la rueda de prensa, sin embargo no pudo ocultar su escasa complacencia para charlar con los medios, situación ya conocida, porque él mismo lo ha mencionado repetidamente en el pasado. Su talante, según externaron varios de los reporteros presentes, dejó mucho qué desear. Yo lo resumiría en el comentario de Fabián: “Todo el grupo tiene una cara de flojera inexcusable, ¿Qué les pasa? Vienen, se llevan carretonadas de dinero y se dan el lujo de ser apáticos”. Eso sería comprensible y hasta justificable si los hubieran levantado a las seis de la mañana después de un show, pero a las seis de la tarde y frente a un centenar de periodistas, honestamente necesitan reconsiderar su displicente “Actitud New Jersey".
Hicimos buen tiempo al estadio, considerando el tránsito y la lluvia. Aparcamos en el Palacio de los Deportes y los cuatro nos dirigimos alegremente al Foro Sol protegidos por sendas mangas de colorines. No importaba el aguacero, traíamos el mejor ánimo. Una vez que llegamos al puente y los empleados de seguridad repetían mecánicamente, “cada quién su boleto en mano, bolsas abiertas” hicimos una pausa para buscarlos y oh, sorpresa, nos dimos cuenta de que los boletos se nos habían olvidado en el carro. Tuvimos que desandar lo andado, otros quince minutos, mientras oíamos lo que entonces pensamos que era una pista: Moderatto. El viaje de vuelta fue más apresurado, no queríamos perdernos de nada. Conforme nos acercábamos más a nuestros lugares, la música se percibía más y más fuerte. Corríamos por las escaleras llovidas cuando escuchamos claramente a Brian Amadeus, el vocalista, asegurar: "Bon Jovi será más guapo, pero yo soy más sexy". Según la revista People, Bon Jovi lo supera hasta en eso. Dos veces fue nombrado por la publicación como la estrella de rock más sexy.
El grupo Moderatto abrió el concierto de Bon Jovi, no como telonero, sino como invitado especial, tocando una buena tanda de canciones previa al evento magno. La banda encabezada por Jay de la Cueva, al enterarse de que el cuarteto de Nueva Jersey venía a México, le pidió a su manager que los colocara en el show, ya que se proclaman sus fervientes admiradores. Antes de su entrada, los integrantes de Moderatto pasearon su insolencia, para introducir a una banda mítica con 27 años en primera línea.
Afortunadamente, después del mal sabor de la rueda de prensa, los músicos llegaron al Foro Sol dispuestos a solventar con energía su compromiso con México y lo hicieron con dos horas y media de concierto que fluyeron en lo que aparentó ser un suspiro. Ni el chubasco iba a ser obstáculo para un grupo al que el cielo se vio obligado a respetar, dispersando las nubes poco antes del inicio de la actuación.
Entraron a escena ante el habitual rugido del respetable. "¿Hay alguien allá afuera, en busca de una fiesta?", lanzó Jon y recibió un griterío por respuesta. "No vamos a dejar que un poco de lluvia nos eche a perder la diversión", sentenció. Evidentemente no, a pesar de que las gotas cayeron –a veces más, a veces sólo una ligera llovizna– durante la participación de Moderatto, luego el cielo se despejó para dar paso a Bon Jovi bajo la luna llena y una única fulgurante estrella, que parecían parte de la coreografía. Los gritos prosiguieron un rato más, a la par de los primeros acordes de Blood on Blood. Luego los sonidos volvieron a bajar de vuelta a los cuerpos.
New Jersey me ha obsequiado una buena parte de la banda sonora de mi vida. Ha producido, en mi humilde opinión, cuatro glorias musicales: Frank Sinatra, Neil Diamond, Bruce Springsteen y más recientemente, Jon Bon Jovi, este joven Bob Dylan destinado a ser una leyenda, a encontrar un lugar privilegiado en la historia de la música.
Hace ya 27 años que Jon fundó el grupo que ha vendido más de 120 millones de discos. Dos grandiosos momentos en su carrera fueron la publicación del disco Slippery When Wet, de 1986, y de It’s My Life, en 2000, la popularísima canción que los acercó a una nueva generación. Del mencionado álbum surgieron tres grandes éxitos, que se han vuelto algo así como himnos rockeros y que no podían faltar en el repertorio: You Give Love a Bad Name, Livin’ on a Prayer y Wanted Dead or Alive. El disco está entre los 100 más vendidos de la historia en USA y es Disco de Diamante (más de 10 millones vendidos). Solamente hay en la historia dos artistas que lo habían conseguido antes: Michael Jackson y Bruce Springsteen.
Del nuevo álbum, The Circle, interpretaron Work for the Working Man, dedicada a los trabajadores. "¿Quién va a trabajar para el hombre trabajador?", cantaba Jon, mientras en la pantalla se proyectaban imágenes de obreros triunfantes. Siguió We Weren't Born to Follow con las guitarras de Sambora regalando elegantes riffs, los teclados de Bryan dando un ambiente épico a todo y con el simpático Tico Torres marcando impecablemente los tiempos de este auténtico himno. “Ésta es para quienes esperan un milagro, es para los necesitados, es para los pecadores y los cínicos”, cantó Jon. Acto seguido, se lanzó al himno de aquellos que seguimos soñando: Keep the Faith. Todos gritando, todos coreando well, it’s hard to be strong, when there’s no one to dream on... hasta que en una de esas el propio Jon se trastornó y en las enormes pantallas de alta definición todos pudimos ver su auténtica... bueno, bed-face. El hombre estaba visiblemente muy emocionado. Tras interpretar Born to be my Baby (qué mas quisiera yo…) y Lost Highway, Bon Jovi pronunció algunas palabras para su público: "¿Cómo están? Buenas noches amigos, es bueno estar de regreso. Gracias, han pasado muchos años, qué bueno que supimos lidiar con la lluvia para poder divertirnos esta noche".
La banda no se quedó atrás. Es evidente qué bien la pasan juntos, y que se divierten como enanos en el escenario. Es ineludible la mención de los cinco minutos de gloria de Richie Sambora. Tras It's My Life, Jon habló del efecto "iglesia" del micrófono, para Richie. ¿En qué clase de iglesia pervertida el predicador Sambora te dice Lay Your Hands on Me? No sé, pero yo sería devota... Con un toque gospel y una ambientación de vitrales electrónicos simulando una catedral, como tema en el cual recrearse una y otra vez, nos obsequió una composición que él ha terminado por bordar con el paso del tiempo y con la que atrapa a cada uno de sus fans.
Y por supuesto no podía faltar al centro del escenario, un personaje tan importante como cada miembro de la banda: el emblemático pedestal del micrófono de pie blanco con la bala negra, talismán que ha estado con Jon desde sus inicios y que lo acompaña a donde él vaya; que cuando está en movimiento, paraliza a un estadio entero; que cuando es abrazado por el chamán de la Costa de Jersey parece cobrar vida propia; que se convierte en una varita mágica que lo mismo lo apoya que lo hace volar.
Poco más de cincuenta mil admiradores cantamos a capela los inicios de las canciones más conocidas, saltamos con los enérgicos himnos rockeros y prendimos un mar de teléfonos celulares y encendedores frente al escenario durante las baladas. Durante la interpretación de Livin’ on a Prayer, en la pantalla de fondo se mostraron, uno junto al otro, decenas de videos de personas –jóvenes y no tanto–, cantando la canción; algunos en sus recámaras, al estilo de los videos que se suben a Youtube.
Pretty Woman, el cover del tema de Roy Orbison, fue un bono, más delicioso por inesperado. Merrrrrrrcy… (la que necesitaba mercy era yo). Seguramente cada mujer en el auditorio se sintió la destinataria indiscutible de la balada, y por unos minutos fuimos treinta mil mujeres hermosas, transportadas a un universo paralelo, adolescentes infatuadas, vitoreando y soltando quizás una lagrimita.
"¡Qué bien lo hacen!", exclamó Bon Jovi luego que el público lo acompañó en el tema I’ll be There for You. Luego aprovechó para colar su anuncio de que el mes que viene sacarán un álbum de Grandes Éxitos volumen II: "Eso ocurre cuando llevas 27 años en esto", bromeó.
It takes two to tangoe, reza el adagio popular. Para que un artista dé una presentación de esa categoría, se requiere también la retroalimentación del público, la electricidad, el abrazo incondicional. Cada día reafirmo más la noción de que el público mexicano es uno de los mejores del mundo y eso nos permite tener tantos espectáculos de alta calidad en este recinto que ha albergado a las grandes estrellas del planeta, con esa mezcla de lágrimas, chispa, sudor y gritos que es un concierto.
Tengo una duda, bueno en realidad tengo muchas, pero una que me ronda últimamente es, ¿Por qué el cabello es tan importante en el rock’n’roll? El cabello nos protege la cabeza, nos permite cambiar de imagen, pero yo he observado algo (para mí) nuevo y fascinante: el cabello es crucial para tener éxito en la música. Por ejemplo, hablando de Bon Jovi, la época en que vendieron más discos fue cuando todos llevaban la melena larga y despeinada. En esta ocasión, él salió a escena peinadito con pistola y mucho hairspray. Después del primer bloque ya estaba despeinado y sudoroso, con un aspecto más natural, sensual y deseable, con un atuendo rojo sin mangas, que destacaba sus tatuajes en ambos brazos y fue cuando más aplausos recibió. Pero para el tercer bloque ya se le notaba nuevamente la mano del peinador.
Cuanta rudeza y reserva hay en este ídolo. Una mezcla perfecta de chico peligroso y sex symbol, se destacan en ese magnífico rostro. Dentadura preciosa y blanqueada hasta parecer radioactiva. La sonrisa sigue siendo millonaria. Las patitas de gallo y las líneas de expresión no opacan el profundo azul de su mirada. Porta los jeans y las chamarras de cuero como si fueran su segunda piel, ¡hasta cinturita tiene! Lanza besos, coquetea, es bello como pocos y se sabe. Con su agraciado físico, bien podría posar como un importante modelo, o ser el protagonista de una película romántica. Sus tatuajes demuestran que el dinero no da clase, pero le dan ese toque de chico malo que tantas fans conquista. Su voz genuina y su personalidad carismática lo hacen aun más apetecible.
Pero Bon Jovi no ha alcanzado fama sólo por su talento musical o por su atractivo aspecto, sino también por sus diversas obras altruistas, como la que realizara en México a beneficio del Bosque de Chapultepec, junto a Fito Páez en 2007 y donde los recursos obtenidos fueron destinados para la preservación de uno de los pulmones vitales de esta ciudad.
En los últimos años, parece que el mundo de la política y el del espectáculo van de la mano. Tiempo atrás, Arnold Schwarzenegger fue electo como Gobernador de California y, hasta el sol de hoy, continúa ocupando el cargo. Ahora, quien quiere contender por los comicios para gobernador de Nueva Jersey es nada más y nada menos que Jon Bon Jovi. Viéndolo en escena, no me queda la menor duda de que los cinco millones de mujeres en edad de votar en su Estado, se decidirían por él sin titubear (haría mucho mejor papel que Eliot Spitzer, sin lugar a dudas).
A sus casi 50 años, Bon Jovi es una autoridad y emblema de varias generaciones, sigue implacablemente asido al merecido trono del número uno, con su estilo de rock star joven que disfruta aún de la adoración del público como si fuera la primera vez, mezclados con su ironía de la edad... ¡Hasta la forma de presentar a su guitarrista invitado! We are shaking some cobwebs off, if you know what I mean... tell them, Bobby, about backstage... El grupo se ha ganado una plataforma de fans multi-generacional, que además ha atravesado barreras de idiomas y culturas.
"¡Tenemos que regresar cada semana!", bromeó Jon Bon Jovi la primera vez que se despidieron, en respuesta a la entusiasta entrega del público. Entonces decidió que interpretaría una canción más, y apuntó: "Ya los oí, déjenme ver si me acuerdo…" y comenzó Always. Si él no la hubiera recordado, todos los presentes estábamos ahí para acompañarlo. "Nos veremos de nuevo", dijo, antes de que la banda abandonara el escenario. Me quedó a deber Bed of Roses y Something for the Pain, aunque con Always me doy por bien servida y aún me dura el rush hormonal. Pero todo lo bueno acaba, y esa fue la despedida. La promesa de la eternidad: And I’ll love you, Always...
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