Por Julia Elena Melche.
La Mara Salvatrucha nace en Los Ángeles, California, en los ochentas, integrada por inmigrantes salvadoreños, quienes huían en su mayoría de la Guerra Civil que se desataba en el país centroamericano. El propósito principal de la banda fue para protegerse de las pandillas ya establecidas en la ciudad californiana, compuestas por mexicanos y afroamericanos. Muchos de los Maras fueron arrestados y luego deportados, regresando a su país de origen, donde empiezan a reclutan más miembros a la banda. Hoy en día en El Salvador existen dos pandillas principales, los Mara Salvatrucha y Mara 18, quienes se han enfrentado durante años en una guerra sangrienta, sembrando el terror y expresando su rebeldía mediante sus tatuajes y su devoción al clan que sustituye a la familia.
El realizador, periodista y fotógrafo franco-español Christian Poveda, decidió adentrarse en el submundo de esas bandas durante 16 meses, para mostrar su forma de vida, su cotidianidad, sus relaciones y sus contradicciones, así como un registro de las muertes, cadáveres, funerales y las violentas luchas que suceden a diario. El resultado es un impactante documental, el decimosexto en la carrera de Poveda, quien se instala en el barrio La Campanera en Soyanpango, para recoger con cámara al hombro los testimonios y el sentir de seres sin oportunidades, que se saben marginados y dedicados a la extorsión, al robo y al tráfico de drogas, y cuyo número rebasa los 14 mil.
El director no se guía por el sensacionalismo, al contrario, su visión está exenta de juicios morales, inclinándose por capturar la parte humana de estos hombres y mujeres, producto de los altos índices de pobreza, la ignorancia y de la indiferencia social y de las autoridades. Entre las imágenes de una pareja con su hijo y de una madre casi ciega, hay otras que capturan sus códigos, su propio lenguaje (como las señas para identificarse y comunicarse entre ellos), y otras brutales, como los ritos de iniciación de los nuevos miembros a las clicas que consisten en soportar terribles palizas dadas por los demás integrantes, o ingresar a un barrio enemigo, o matar a un miembro rival.
Víctimas y victimarios, guerra entre pobres contra pobres, las gigantescas Maras saben que tarde o temprano les espera la cárcel o el “agujero”, la violencia es el motor de sus vidas, convirtiéndose en lugar común y un juego que practican a diario. La vida loca va más allá de un registro cinematográfico. Durante el transcurso de la filmación algunos de los jóvenes fueron asesinados, tal como se muestra en pantalla.
Christian Poveda fue también muy lejos con esta crónica valiente y desencarnada. Realizarla le costó la vida tiempo después de terminarla. El 2 de septiembre de 2009 recibió cuatro balazos en la cabeza por miembros de la Mara 18 mientras se dirigía a la zona donde la filmó, al parecer por exigencias de las ganancias que la cinta producía en la piratería.
El filme se exhibe en Cinépolis Perisur y Plaza Satélite, Cinemark CNA y Pericoapa, Cinemex Galerías, Mundo E e Izcalli, Lumiere Telmex y también en la Cineteca Nacional.
Dirección: Christian Poveda.
País: México-España-Francia.
Año: 2008.
Género: Documental.
Duración: 105 minutos.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México: 1 de octubre de 2010.
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