Tras su exhibición
con gran éxito en la 53 Muestra Internacional de la Cineteca, llega a las
pantallas de las sedes alternas, Elena,
título del reciente filme del ruso Andréi
Zviáguintsev. Un drama intimista y sobrio es el pretexto para un retrato de
personajes y situaciones de la sociedad rusa de nuestros días, a veinte años de
la desaparición del régimen soviético, pero que no termina de completar su
transición a la democracia y se abre camino tras una cultura y formación
basadas en la idea de fuerza e imposición del poder. La cinta de Zviáguintsev,
es un ejemplo claro.
Enfermera
jubilada y casada en segundas nupcias, Elena depende totalmente de su pensionado
y tiránico marido Vladimir (Andrei Smirnov) y se limita a cumplir obediente su
rol de esposa. Vive en un magnífico departamento, decorado con buen gusto,
y su rutina doméstica es atender a su
cónyuge, discutir con él sobre asuntos de dinero y remediar los problemas
financieros de su vástago Serguei, casado, con dos hijos y desempleado.
En
su tercer largometraje, el realizador instala a la madura mujer en el centro de
una hermética sociedad patriarcal, pero alejándose de cualquier intento de
juicio moral. Sigue su cotidianidad a través de una estética que busca atrapar
el tiempo y adentrarse en su alma. Delinea su carácter áspero y seco como la
narración misma y se inclina por una observación certera de comportamientos,
estados anímicos e incomodidades colectivas para plantear la posición de la
figura femenina en su país a través del dibujo de tres generaciones. Tanya, la
nuera de Elena, no es muy diferente a su suegra. Ensimismada en sus labores,
cuida a su hijito de meses y apenas cruza palabra con su pareja. Por su parte, Katya,
la hija adolescente de Vladimir, vive entre drogas y alcohol distanciada de su
padre, al que sólo busca por dinero. Formar una familia y tener hijos son cosas
que están fuera de sus planes, “El hombre se reproduce para chuparle la vida a
los hijos”, comenta.
Al
desencanto vivencial de Elena se une la apatía de Tanya y el cinismo de Katya.
No obstante, las une el deseo por tener una seguridad económica por encima de
los afectos. La fotografía de Mijail Kritschmann captura estos momentos reveladores para dejar al
desnudo sus interiores y la música minimalista del genial Philip Glass remarca
las atmósferas de opresión.
Crónica
de matrimonios opacos, barómetro de frustraciones y también revelación de
decisiones que conducen el relato a un drama teñido de negro. Luego de que
Vladimir sufre un infarto y decide dejar todos sus bienes a su hija, Elena toma
las riendas de su vida, pero no para romper con sus ataduras, sino para el
bienestar de su familia. El rompimiento con su sumisión no la libera del cordón
umbilical con su sobreprotegido hijo. Elena elimina una carga para abrazar otra
por gusto propio; es una madre empujada por su sentido del deber. La actriz Nadezhda Márkina la caracteriza de manera inmejorable.
De enorme fuerza visual, la cinta
ganó el Premio Especial del Jurado
de la sección Un certain regard en el Festival de Cannes de este año.
Con
el colapso de la Perestroika, la industria fílmica rusa se vio afectada y cayó
en una severa crisis. Se realizaron pocas películas y la mayoría eran productos
comerciales. Sin embargo, algunos cineastas con aspiraciones artísticas, como
Nikita Michalkov, reavivaron la calidad del cine de su país. Con una economía
nacional más fortalecida, se crearon nuevas compañías cinematográficas a
principios del 2000, inaugurándose un nuevo cine ruso con Andrei Zviáguintsev,
entre sus principales exponentes. Su primera cinta El regreso, de un
deslumbrante lirismo contemplativo, recibió el León de Oro en el Festival de
Venecia 2003, entre otros reconocimientos. Su obra se distingue por los escasos diálogos y
reflexiones en torno a las relaciones familiares, enfocándose en los conflictos
entre padres e hijos, en los que refleja las dificultades de una Rusia
poscomunista. La crítica especializada lo aprecia como “una prolongación de la
tradición del cine existencial de Andrei Tarkovski”
“A pesar de todo, las mujeres siguen siendo muy
dependientes el día de hoy: dependen del dinero, de los maridos... Aún vivimos
en una sociedad patriarcal. Pero no digo esto por medio de una protesta. Es
sólo una observación. La verdad es que Elena eligió algo sola. Está consciente
de qué está haciendo y de qué cosas nunca la dejarán tranquila”, comenta el realizador.
Elena podrá disfrutarse a partir del viernes 13 de julio en las siguientes sedes alternas de la Cineteca Nacional: Cinépolis Universidad, The Movie Company, Cinemas Lumiere Reforma, Cine Lido, Sala Moliére del IFAL, Centro Cultural Tlatelolco, y a partir del viernes 21 de julio, también en la Sala María Félix de la Alianza Francesa de Polanco.
Dirección: Andréi Zviáguintsev.
Reparto: Nadezhda Márkina,
Andréi Smirnov, Yelena Liádova y Alekséi Rozin.
País: Rusia.
Año: 2011.
Género: Drama.
Duración: 109 minutos.
Clasificación: Mayores de 15
años.
Fecha de estreno: 13 de julio
de 2012.
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