El cine arriesgado del productor Luis Miñarro
llega a las pantallas de la Cineteca
El ciclo que se exhibe del 12 al 29 marzo en la Sala 8, Hermanos Rodríguez, celebra el trabajo de este productor que ha apostado por un cine poco convencional alejado de las carteleras comerciales
Luis Miñarro estará presente durante esta retrospectiva e impartirá un par de conferencias magistrales el miércoles 13 de marzo en el Centro Cultural España a las 12 del día y en la Cineteca Nacional a las 19:00 horas
Luis Miñarro es uno de los productores españoles más destacados del cine de autor. Su incansable apoyo a un cine arriesgado, de propuesta, y alejado de las convenciones y las carteleras comerciales, lo ha distinguido en el panorama fílmico internacional como un elemento clave en la producción de un cine de carácter más independiente y experimental, que de otro modo no podría salir a la luz.
En marzo, la Cineteca Nacional, con la colaboración de la Embajada de España en México, reconoce el trabajo de Miñarro en la industria cinematográfica internacional con el ciclo La producción como acto poético: Retrospectiva Luis Miñarro, que reúne 14 largometrajes de realizadores como Manoel de Oliveira, José Luis Guerin, Lisandro Alonso y Apichatpong Weerasethakul, entre otros. El ciclo se presentará del 12 al 29 de marzo en la Sala 8, Hermanos Rodríguez, de la Cineteca y contará con la presencia de Luis Miñarro tanto en su función inaugural, el martes 12 de marzo con el filme El muerto y ser feliz (Javier Rebollo, España-Francia-Argentina, 2012) a las 19:00 horas, como el miércoles 13 de marzo, a las 12:00 del día en el Centro Cultural de España en la conferencia “Producción y Dirección en cine”, y también ese mismo día a las 19:00 horas, en la Sala 8, Hermanos Rodríguez, en la conferencia magistral “La producción como acto poético”, en la que Miñarro reflexionará sobre el trabajo del productor como promotor y agente creativo. Cabe señalar que la entrada a la conferencia que se realizará en la Cineteca Nacional es libre.
La programación de la retrospectiva incluye filmes como Honor de Caballería (2006), del catalán Albert Serra, versión muy libre del Quijote, protagonizada por actores no profesionales; En la ciudad de Sylvia (2007), de José Luis Guerin, quien reflexiona acerca de la obsesión romántica y el arte de mirar en el cine; Liverpool (2008), del argentino Lisandro Alonso, historia acerca del viaje de un marinero hacia lo más profundo de su alma; Excentricidades de una joven rubia (2009) y El extraño caso de Angélica (2010), del cineasta más longevo del mundo, Manoel de Oliveira, quien analiza los valores burgueses de la Lisboa del siglo XIX en la Lisboa actual así como el poder de la i magen más allá de lo evidente, en respectivos filmes; y La leyenda del tío Boonmeé (2010), de Apichatpong Weerasethakul, acerca de un personaje que enfrenta su propia muerte y en el proceso se reencuentra tanto con los fantasmas de su pasado como con los espectros de sus vidas anteriores. Este filme obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes en 2010, uno de los máximos galardones que Miñarro ha recibido en su carrera como productor.
Completan la retrospectiva los filmes Las manos vacías (2003), de Marc Recha, coproducción realizada entre España y Francia; La cáscara (2007), de Carlos Ameglio, donde Miñarro unió fuerzas con productoras de Argentina y Uruguay para realizar la historia de un publicista que muere repentinamente y de cómo su colega de trabajo busca usurpar sus ideas; las españolas Aita (2010), de José María de Orbe y La mosquitera (2010), de Agustí Vila.
La coproducción española-francesa, La lapidación de Saint-Étienne (2012), de Pere Vilà Barceló acerca de la crueldad de la condición humana, y Girimunho (2011), de Helvécio Marins Jr. y Clarissa Campolina, una colaboración entre Brasil, España y Alemania, un filme donde l as tradiciones, la vida y la muerte se entremezclan en un mundo poético y mágico. Finalmente también se ha incluido dentro del ciclo una película dirigida y producida por el propio Miñarro, Blow Horn (2009), donde el productor realiza una profunda reflexión en torno a la filosofía budista y a su relación con el cine, logrando una meditación visual para el espectador.
El cine producido por Luis Miñarro ha permitido nuevos caminos de exploración para la cinematografía tanto en términos narrativos, estéticos y filosóficos. Su postura firme en apoyo de un cine autoral, sin importar la recuperación de las inversiones realizadas en el mismo, ha sido una importante aportación para los cineastas independientes o emergentes que gracias a ello han logrado plasmar sus historias en el celuloide. Las producciones de Miñarro se han abierto paso para encontrar un público en medio de un sistema de distribución que se encuentra avasallado por las grandes distribuidoras hollywoodenses, por lo cual la Cineteca Nacional celebra la destacada labor de este productor presentando sus producciones más representativas, con la finalidad de difundir su trabajo y llegar también a una nueva generación de cinéfilos.
Si se integra
la idea de que el Cine es un Arte, éste no puede estar mediatizado por la
rentabilidad económica, por la búsqueda de beneficios.
La diferencia
del Cine con la Literatura o la Pintura, por poner ejemplos, es que el
Cine requiere de un grupo de profesionales para poder llevarse a cabo. Es
colectivo. No es –exclusivamente– una acción onanista como pudiéramos
considerar en parte cualquiera de las otras dos. El cine es caro de
fabricar. Y ésta, más su consideración de entretenimiento, ha
sido su perdición.
Pocas son las
películas que consiguen un éxito comercial significativo. Pocas, considerando
la producción mundial. Tal es así que no entiendo como tantos productores
dedican su energía y su tiempo a confeccionar productos que, en sí mismos, no
tienen ningún interés. Puestos a perder el tiempo, mejor perderlo
en una locura, mejor hacer un brindis al Sol. Al fin y al cabo, aunque el Sol
no nos escuche, sin Él, sin la Luz, no estaríamos aquí.
Unamuno, en
las cuevas de Altamira, manifestó que el hombre primitivo plasmaba en las
paredes aquello que quería convocar, lo que deseaba obtener. Es decir: el Arte
tiene, en sí mismo, una capacidad animista. Una capacidad espiritual de
reflejar no sólo la esencia del individuo, su humanismo, sino también de
invitar a las fuerzas del más allá. De ahí quizás su enorme magnetismo.
De ahí también la responsabilidad en saber lo que creamos. De no generar
cualquier cosa porque todo significa. Tendría que haber un
compromiso ético con lo que se genera. Y atenerse a las consecuencias.
Nos guste o no, todo lo que hacemos forma parte del dolor y la
maravilla de este mundo. Se contagia.
El dinero lleva
a la convención. Las artes plásticas son mucho más transgresoras que el propio
Cine. No se explica como un invento de la modernidad sigue siendo tan
conservador. O sí se explica: precisamente porque puede ser un mecanismo de control,
un mecanismo de información del propio sistema. Sorprende que una de las
películas más transgresoras de la breve historia del Cine, siga siendo Un perro andaluz (1929) del cineasta-coproducción
hispano-mexicano-francés Luis Buñuel.
No sé si lo que
antecede sirve para enmarcar el ciclo de películas de mi productora Eddie Saeta
S.A. que presenta Cineteca. Pero puedo asegurar que no me ha movido otra cosa
que el amor al Cine para que existan. Como a la propia Cineteca. Es por tanto
un honor compartido.
Está claro que
de haber tenido la posibilidad, hubiera trabajado para Buñuel. También fue
piscis y nació en febrero. No obstante he podido conseguirlo con don
Manoel de Oliveira. Activo e inquieto a sus 104 años. Es curioso que, sin
pretenderlo, hay películas que he producido que dialogan entre sí. Ocurre
entre Excentricidades de una joven rubia
(2009) de Oliveira y En la ciudad de
Sylvia (2007) de Guerin. Misterio. O quizás se trate de cierta oculta
simetría...
Me siento
identificado con cualquiera de las 14 películas que componen este ciclo. Las
siento propias. Como si también las hubiera dirigido yo. Es
cierto que está mi energía en ellas. Como la del resto del equipo. Y éste
aspecto social, colectivo, también hace grande al Cine.
Nadie
sospechaba que La leyenda del tío Boonmee
(2010) de Apichatpong Weerasethakul , se alzara con la Palma de Oro en el
festival de Cannes. Pero hubo ese año una corriente favorable de la crítica
independiente y de cinéfilos activos que lo propició. Era como si flotara en el
ambiente un “yes, we can!”. Tenía que ganar una película independiente, de bajo
presupuesto, creativamente libre, para demostrar que en el festival más
prestigioso del mundo también había sitio para este tipo de Cine. Y
alguien se preguntará qué hacía un latino en una película como ésta. Pues lo
que hacía era posibilitar su existencia junto a una suma de complicidades con
las mismas creencias. Ventajas de la coproducción. Y suma también de
sensibilidades.
Quién vea Blow Horn (2009), entenderá que también
participo personalmente de la idea de la transmigración de las almas. En este
caso, en lugar de la ficción, se plantee un dispositivo para vaciar la mente e
intentar facilitar la meditación.
Todas las
películas que componen este ciclo han tenido mejor vida en festivales
cinematográficos, cinematecas y cineclubs que en las salas de cine
tradicionales. No voy a cansar al lector sobre las dificultades de
la distribución y exhibición de películas en un mercado dominado por la
hegemónica industria de los Estados Unidos. Pero es gratificante comprobar que
el esfuerzo de ese colectivo de personas del que hablamos, se ve recompensado
por audiencias inquietas de conocimiento.
Aita (2010) de
José Mª de Orbe, ganó el Grand Prix en Ficunam y es una buena demostración de
los espacios, las luces y las sombras. De la fantasmagoría que supone el
hecho cinematográfico. Y así, citando a los fantasmas, citando a Douglas Sirk
y su idea de que las películas son e-motion pictures , les invito
a conocerme mejor a través de mi trabajo y del de aquellas personas que la vida
me ha brindado. Entre ellas: Marc Recha, Albert Serra, Carlos Ameglio, José
Luis Guerin, Lisandro Alonso, Manoel de Oliveira, Jose Mª de Orbe, Agustí Vila,
A. Weerasethakul, Pere Vilà Barceló, Javier Rebollo y Helvecio Marins
& Clarissa Campolina. Todos admirados.
Que disfruten!.
Luis Miñarro
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