Por Julia Elena Melche.
Gran aficionado a las películas de casas encantadas y de
historias de fantasmas, el realizador malasio James Wan sorprendió en 2004 con su cinta de terror Saw
(El
juego del miedo), al crear un horror enfermizo que mostraba una
violencia explícita a través de las terribles torturas de que son víctimas los personajes, colocándose así
como uno de los nuevos iconos del cine de terror norteamericano e inaugurando
la porno tortura.
Ahora, regresa al relato de casas encantadas o embrujadas, que mezcla con posesiones y
exorcismos, agregando la sugerente y
eficaz leyenda “basado en hechos
reales”. Wan elige a dos investigadores estadounidenses de fenómenos
paranormales y de casas encantadas, Ed Warren, fallecido en el 2006, un notable
demonólogo, y su esposa Lorraine Warren, una clarividente profesional y médium
que trabajaba junto a su marido. Ambos fundaron en 1952 la Sociedad de
Investigación Psíquica de Nueva Inglaterra y el Museo del Ocultismo. Son autores de numerosos libros especializados
en lo paranormal e investigaron cerca de 10 mil casos de fenómenos paranormales
durante toda su carrera, entre ellos el de la legendaria casa Amityville.
La trama se traslada al año de 1971 en Rhode Island,
cuando la familia Perron se muda a la casa de sus sueños, un enorme caserón en medio del bosque. Al poco
tiempo Roger, Carolyn y sus cinco hijas empiezan a ser acosados por varios
espíritus oscuros que ahí habitan. Aterrados,
piden la ayuda delos Warren, quienes se enfrentarán a una poderosa entidad
demoníaca, siendo el caso más terrorífico y difícil de sus vidas.
El director de El
títere (07), Sentencia de muerte (07) y La
noche del demonio (10), hace un homenaje al cine de terror clásico,
tomando la esencia del género de finales de los setenta y la década de los
ochenta para producir sobresalto tras sobresalto. El realizador no cuenta nada
novedoso; los temas de casas encantadas y de posesiones se han visto en grandes
clásicos como Amityville (79), Poltergeist: juegos diabólicos (82)
y El
exorcista (73). No obstante, la historia es atractiva y cuenta con un
guión sólido, bien escrito y coherente. La
ambientación consigue atmósferas opresivas y hay un uso inteligente de la banda sonora,
creados para generar en el espectador momentos de tensión constantes.
En el inicio del filme,
Ed Warren imparte una clase y explica las tres etapas que existen en las
manifestaciones de fantasmas: infección, opresión y posesión, mismas que se van
desarrollando en la trama como códigos secuenciales para un eficaz suspenso in
crescendo.
Si bien, las primeras visiones sobrenaturales resultan inquietantes,
a medida que avanza la cinta se
incrementan y aceleran los acontecimientos, volviéndose más evidentes y
sorpresivas las apariciones, así como sus manifestaciones que se van tornando
cada vez más agresivas.
Inteligentes planos-secuencia, el uso acertado del zoom
digital, cortes abruptos, puertas y escaleras que crujen, la tétrica muñeca
poseída Annabelle y las cámaras, micrófonos y medidores que colocan los Warren
para registrar a los seres oscuros que se resisten a abandonar la casa, hacen
de El
conjuro una excelente obra de verdadero terror, donde el miedo es su
gran detonante y la pesadilla puede estar en la oscuridad de un sótano, detrás
de cualquier puerta o al interior de un viejo ropero.
Dirección: James Wan.
Reparto: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Lili Taylor y Ron
Livingston.
País: Estados Unidos.
Año: 2013.
Género: Terror.
Duración: 112 minutos.
Clasificación: Adolescentes y sultos.
Fecha de estreno en México: 23 de agosto de 2013.
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