Por Jaime @_azrad
A pesar de ser un
fugitivo de los Estados Unidos, Roman Polanski gusta de contar historias en
“territorio gringo” como si no existieran resentimientos. Lo escribimos entre
comillas porque se trata de una simulación de un apartamento en Brooklyn
(puesto que Polanski no puede pisar suelo estadounidense), en la que el
director franco-polaco plantea la adaptación de God of carnage, la
ganadora del premio Tony como mejor obra de teatro en 2009.
Junto con Yasmina Reza,
escritora de la obra, Polanski desarrolló un guión agrio y crudo –y a veces
divertido– que ubica a cuatro estrellas de Hollywood en una disputa
trivial que pierde sentido y gana coraje con los minutos. Dos parejas se reúnen
para discutir un incidente entre sus respectivos hijos, pero distraídos por sus
vidas se adentran en una catarsis que, como público, disfrutamos al máximo.
La cinta cuida en cada
instante la modulación del lenguaje; verbal y corporalmente, los personajes se
desenvuelven entre la formación de alianzas (y su rompimiento) mientras
intentan ganar una discusión tan significante como la sucedida entre sus niños.
Pero son importantes, ¿o no queremos ganar los pequeños argumentos en la vida,
como si nuestra existencia (o nuestro ego) dependiera de ello?
Evidencia de la destreza
del director de El pianista (2002), este filme escenifica hábilmente las
situaciones cotidianas que significan porque son nuestras, y lleva en sus
cortos 80 minutos un amplio rango de emociones en una narrativa singularmente
efectiva.
Dirección: Roman Polanski,
Reparto: Kate Winslet, Jodie Foster, Cristoph Waltz y John C. Reilly.
Año: 2011
Género: Comedia
Duración: 80 min
Clasificación: Mayores
de 18
Fecha de
estreno en México: 20 de abril
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