Exhibida como parte de la 53 Muestra Internacional de
Cine, la cinta está basada en el libro homónimo de Johann Wolfgang von Goethe y
aborda la historia de un sabio profesor
que comienza a impacientarse por las limitaciones religiosas impuestas sobre el
conocimiento científico, por lo que decide vender su alma al diablo a cambio de
la iluminación intelectual.
El filme abre la puerta a un mundo lleno de metáforas,
simbolismo visual, diálogos detallados, movimientos de cámara artísticamente
elaborados y nos lleva a un viaje en la compañía de un demonio que está listo
para satisfacer cualquier deseo
Con Fausto, Alexander Sokurov cierra su
tetralogía dedicada a retratos de hombres de poder formada por Moloch (1999), centrada
en Adolfo Hitler; Taurus (2001), sobre la figura del líder comunista ruso Vladimir Lenin
y El Sol (Solntse, 2005), levantada alrededor del emperador
japonés Hirohito. Con Fausto , una versión libre de la
obra de Goethe, entronca perfectamente
con los anteriores títulos en su lúcida e hipnótica mirada al bien, el mal y la
debilidad humana.
En su nuevo largometraje, Alexander Sokurov, toma como
inspiración el Fausto de Goethe para explorarlo bajo una óptica novedosa,
paralela. La tragedia en dos partes de J.W. Goethe, publicada en 1808 y 1832, la ambienta en un periodo indeterminado, a la
vez decimonónico y muy actual, aunque en el texto original se habla del siglo
XIX. En un brillante ejemplo de
anti-adaptación cinematográfica, el relato del cineasta ruso se centra en todo
aquello que rodea al texto clásico (o más bien, todo lo que éste expele,
secreciones incluidas), evadiendo los componentes trágicos de un hombre en
deuda con el diablo y enfocándose en el
día a día de un personaje anónimo impulsado por sus instintos básicos.
El realizador, considerado el sucesor de Andréi Tarkovski,
comenta: “Goethe tenía una capacidad única para no mencionar los detalles: no
sabemos nada de la vida de Fausto. Y sin embargo dibuja una personalidad sorprendente,
gigantesca, una especie de monolito. ¿por qué? porque no para de hablar. En los
espectáculos que han adaptado Fausto, en todos los teatros del
mundo, el personaje agota al espectador con su verborrea, es una metralleta de
frases sabias. Imagine ese encadenamiento de fórmulas filosóficas pronunciadas
con la grave entonación de la lengua alemana: el espectador no sabe dónde
esconderse, y abandona la sala sin haber comprendido quién era Fausto.
Continúa diciendo: “La imagen simbólica de Fausto
completa esta serie de grandes jugadores que perdieron la más importante
apuesta de sus vidas. Fausto está aparentemente fuera de lugar en esta galería
de retratos, de personajes casi como de museo, es un personaje literario
enmarcado por un argumento simple. Entonces, ¿qué tiene en común con estas
figuras históricas que ascendieron a la cima del poder? Un amor por las
palabras que les permite convencer y una infelicidad patológica en todos los
días de la vida. Lo maligno se puede reproducir y Goethe lo proclama cuando
dice: ‘La gente infeliz es peligrosa’.”
“Esta ha sido mi tarea fundamental, dice el director, intentar construir al hombre, dar mi versión
del mismo. Así que me dediqué a profundizar en su biografía, algo difícil para
un personaje mitológico. Un cineasta debe entretenerse en esta tarea, porque lo
que se muestra en la pantalla es una persona de carne y hueso. Fue un gran
problema saber cómo era, cuál era su carácter. Fue necesario encontrar a su padre
y a su madre, sin ellos no hubiera sido posible creer en él. A Goethe no le interesó nada de esto, sólo le
interesaron sus pensamientos, su cabeza voladora… pero, ¿qué hay bajo esta
cabeza? ¿cómo se viste? ¿qué come Fausto? Ese es el problema, como pasar
del mito a la vida”, concluye el cineasta.
La cinta tiene una duración de 134 minutos muy intensos,
donde de modo muy sugerente se realiza una aguda reflexión sobre la vanidad del
poder y sus consecuencias desastrosas. Al realizador le atraen las pasiones y
sentimientos humanos. En 1997 dirigió la
primera parte de una trilogía sobre las relaciones humanas, Madre e hijo, película
reconocida a nivel internacional, de historia minimalista que se desarrolla en
una casa rural, sobre la relación entre un hijo y su madre gravemente enferma.
A esta siguió Padre e hijo (03), en torno al enorme amor que se profesan un
hijo y su padre, retirado del ejército. Está previsto que finalice con una
tercera sobre dos hermanos y una hermana.
El realizador de casi una treintena de documentales y más
de 17 filmes de ficción, entre ellos su trabajo más aclamado y exitoso, Arca rusa, (02), confecciona en Fausto
una cinta poderosa, apasionante, sobre la imagen cinematográfica, aunque en
momentos puede resultar desesperante para el espectador acostumbrado a la
acción hollywoodense.
No obstante, vale la pena la experiencia de verla, pues
no dejará a nadie indiferente.
Dir: Aleksandr Sokúrov.
País: Rusia
Año: 2011.
Guión: Aleksandr Sokúrov, Marina Kóreneva y Yuri Arábov
basado en el libro homónimo de Johann Wolfgang von Goethe.
Reparto: Johannes Zeiler (Fausto), Antón Adasinski
(prestamista), Isolda Dychauk (Gretchen), Georg Friedrich (Wagner), Hanna
Schygulla (esposa del prestamiesta), Antje Lewald (madre de Gretchen), Florian
Brückner (Valentin).
Duración: 134 mins.
Género: Drama fantástico.
Distribuidora: Cineteca Nacional.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México 1 de febrero de 2013.
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