Por Julia Elena Melche.
Un singular y personal discurso sobre las nuevas formas de
comunicación, tanto en las relaciones humanas como en el séptimo arte,
caracteriza la nueva película de Jean-Luc Godard. Con Adiós
al lenguaje el cineasta francés sorprende nuevamente, ahora
haciendo uso de la tecnología 3D para guiar al espectador a explorar nuevas
sensaciones cinematográficas, poniendo esta técnica al servicio de la
experimentación y la reflexión sobre el lenguaje y las posibilidades de la
imagen.
“De la misma manera que no existe imagen sin imaginación,
tampoco existe una imaginación para resolver la dolorosa dificultad de
entendimiento en la que vive instalado el lenguaje: tiene una dimensión
pública, un significado social que lo hace accesible a cualquiera, pero no
puede ser hablado ni escrito sin segregar la dimensión íntima y singular de
quien lo habla desde dentro. La tecnología hoy parece que ha resuelto todo
esto. Las redes sociales falsean la posición desde la que se habla; generan la
ilusión de que se puede hablar desde fuera del propio lenguaje. El lenguaje de
nuestro tiempo es un lenguaje tecnológico, a base de unos y ceros. Así que
quizás el título de mi película, Adiós al lenguaje,
sólo quiera decir que el lenguaje tecnológico y el lenguaje teológico (el
lenguaje de Dios, un lenguaje sin presencia) no están tan lejos”, comenta
Jean-Luc Godard.
El realizador de Todo va bien (72) y Nuestra
música (04), entre sus más de 90 filmes, entre largometrajes y
cortometrajes, y uno de los miembros más influyentes de la nouvelle vague, se
ha caracterizado por su acidez crítica y por la poesía de sus imágenes. Ahora, cuestiona
el lenguaje y el cine, y plantea una serie de reflexiones sobre el estado
actual de la humanidad, de las sociedades modernas y de la condición humana en
un relato fragmentado, a manera de cine collage.
Abundan citas y máximas poéticas y filosóficas para aportar
la intelectualidad del lenguaje y expresadas por la voz en off del cineasta.
Hay ideas y conceptos políticos, sociales, existenciales en los que están
presentes el pesimismo y la desilusión que impera en las sociedades de nuestros
días. Entre todo esto, hay una historia; un hombre y una mujer que se encuentran,
se aman, se pelean, discuten, se separan, se vuelven a encontrar y a veces no
son capaces de comunicarse.
Mientras tanto, un perro está siempre presente, vagando
por el campo y la ciudad, una pieza esencial de la película y el verdadero protagonista
de la misma. Godard coloca a su propia perra Roxy, como la manifestación del
amor incondicional, en un recordatorio que el perro es el único ser vivo capaz
de amarte más que el amor que tiene por sí mismo.
Con colores saturados y una profundidad de campo
extraordinaria, el director hace uso de doble cámara para conseguir el desfase
de imágenes difuminadas; un efecto visual por demás atractivo que marea. Se
trata sin duda de una inmejorable experiencia audiovisual de setenta minutos,
un juego travieso del realizador con el sonido y la imagen para expresar que el
cine se ha transformando gracias a la tecnología y que el lenguaje fílmico y el
del amor se mueren, pero también pueden renacer.
Una obra maestra en la que no hay que buscar una historia
lógica, sino disfrutar de sus imágenes y dejarse llevar con ellas. De lo más
sobresaliente de la 57 Muestra.
Dirección, Guión y
Edición: Jean-Luc Godard.
Reparto: Héloise
Godet (Josette), Kamel Abdelli (Gédéon), Richard Chevallier (Marcus), Zoé
Bruneau (Ivitch), Christian Gregori (Davidson), Jessica Erickson (Mary Shelley)
y Jean-Luc Godard (narrador).
País: Francia.
Año: 2014.
Duración: 70 minutos.
EL DIRECTOR.
Jean-Luc Godard nació en París, Francia en 1930. Es uno de
los cineastas más provocadores de la historia del cine. Inspirado por los
acercamientos filosóficos al cine de André Malraux, entre otros pensadores,
abandonó sus estudios de antropología y filosofía para entregarse a la
cinefilia en los cineclubes parisinos, donde entró en contacto con el crítico
de cine André Bazin y el grupo de jóvenes que conformarían en 1951 el primer
cuerpo de redacción de la revista Cahiers
du Cinéma. Entre ellos estaban François Truffaut, Eric Rohmer y Claude
Chabrol, entre otros. En 1959 filmó su opera prima, Sin aliento, una de las
cintas iniciadoras de la Nueva ola francesa, considerada una de las películas
más influyentes de todos los tiempos. A lo largo de su extensa carrera, Godard
pasó de la experimentación al cine político radical y de ahí a una obra
inspirada casi exclusivamente por ideas abstractas y conceptos filosóficos
orquestados mediante un eterno juego con las estructuras narrativas, genéricas,
dramáticas y estéticas del cine convencional.
ADIÓS AL LENGUAJE (ADIEU AU LANGAGE) SE EXHIBE EN
CINETECA NACIONAL DEL VIERNES 7 AL MIÉRCOLES 12 DE NOVIEMBRE DE 2014. EN
CINÉPOLIS DEL 15 AL 19 DE NOVIEMBRE.
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