Cuando
conocemos a Louis Bloom (Gyllenhall) es un tipo tan marginal que debe robar
malla de alambre para venderla (bueno, realmente se roba todo lo que puede) Eso
sí, Lou es insidioso y molesto como una mosca panteonera.
Y
cuando la vida le pone enfrente una singular oportunidad, un aparatoso
accidente de auto, descubre una inesperada e intempestiva fuente de ingresos. Lou
desde luego no posee ningún escrúpulo, así que entrar al mundo de perseguir
notas rojas es tan fácil como planear la manera de seguir avanzando con la
voracidad de una piraña y la obstinación de una mula.
Cuando
conecta con una inescrupulosa directora de noticias del telediario local Nina Romina (Russo) se produce el acoplamiento
perfecto, ambos son desalmados y voraces. Uno propiciará las más oscuras
necesidades del otro, para poder ambos obtener sus más secretos y valga decir “nada
éticos” fines.
El
desencanto de los medios alcanza una punta épica en este descaradamente desvergonzado
y cruel relato de ambición y voracidad.
Para
nadie es desconocido como las antaño pacíficas pantallas televisivas caseras se
han visto exponencialmente invadidas de imágenes crudas y de noticias por demás
tendenciosas y manipuladas. Sí, la triste realidad de la información moderna es
que hemos llegado a un super abasto y super consumo de la “información desinformativa”.
La cruenta lucha por llamar la atención y conquistar los ratings no da respiro.
Todos quieren poseer la primicia de la realidad y si la realidad no es lo
suficientemente caótica se le da una
maquilladita para hacerla más sensible.
De esta
manera, los temas más socorridos son los que involucren mayor asombro en la
audiencia: las imágenes “exclusivas” donde se apele al morbo más extremo y
sobra decir que si se agrega el texto “sugerimos discreción” es el equivalente de darle una dosis triple de
droga a la hambrienta audiencia.
Lou es
esa especie de ser que se creería imposible de materializar en la vida real
para la mayoría del público, los inquieta, los repele, les asusta, pero sin
embargo este mismo público un ávido consumidor de todos estos materiales “informativos” que en tres milímetros más
podrían rayar en la categoría snuff .
Por eso
lo delirante del guión y de la actuación
de Gyllenhal , es que empareja al espectador con el personaje; porque el
apetito por la información macabra da alimento a estos seres subterráneos que cazan,
noche a noche en los rincones de la ciudades, este tipo de material
En este
mundo del subsuelo informativo donde se mueve Lou existen los “profesionales”
como Joe Loder (Paxton) quien es un decano con la experiencia y el desdén
suficientes como para menospreciar al profundamente ambicioso Lou, sin medir la
profundidad de lo que la codicia podría suscitar en él.
Lou lleva en él todas las mañas y manías que
pudieran sacarle ronchas a cualquiera, pero al mismo tiempo su feroz tenacidad
asombra segundo a segundo.
Imbuido,
hasta la deformación, de todos estos estereotipos del “nuevo emprendedor” Lou aplica estrategias fanatizadas a objetivos que
lo menos que se puede decir de ellos es que son “perversos”.
Renee
Russo por su lado simboliza, dentro de ese pretendidamente glamoroso mundo de
la imagen televisiva, la obscena fragilidad de las “figuras” que saben que
están en el borde: entre la gloria y el infierno.
Ya no
son jóvenes y han dejado la vida en la mísera estación local con los peores
ratings en la zona… y porque saben por
experiencia que llegar no es lo
importante, sino mantenerse, se balancean entre la enloquecida ambición y la
desgracia.
Entonces,
es sencillo, si hay que hacer materialmente “lo que sea” para lograr permanecer lo harán más que
dispuestas.
Cuando
llega Lou Nina comienza con él un
poderoso juego de seducción -en el
sentido más oscuro que pudiera alguna vez alcanzar el término-. Son la droga y
la jeringa que se auto suministran dosis obscenas de perversión.
Lou
manipula no solo la información sino a todos los que le rodean. En la feroz
lucha por destacar arrastra a Rick (Ahmed)
un joven aprendiz al que engatusa deslumbrándolo a tal punto que lo transforma
en una especie de replicante, pero ese término no lo puede permitir Lou en sus
propios terrenos. De esta manera Rick será una víctima colateral del mundo de
los deseos de rating
Dan
Gilroy, quien ya tenía experiencia como escritor, nos da en este su debut en la
dirección, una visión ácida, cínica y fantasmagórica (a través de los ojos extrañamente
enormes de Gyllenhall quien bajó más de 14 kilos para interpretar al
personaje) del manipuleo de la información;
donde el gore, fingidamente controlado, es ese “condimento
secreto” que despierta las papilas de los consumidores televisivos de nota
roja.
Entonces
Gilroy nos va hundiendo, enredando en un guión estupendamente escrito y que se
regodea en un escalofriante sentido negro del humor, que es tan sutil como el
agrio olor de que algo echado a perder esta cerca.
Gyllenhall
se posesiona profundamente de ese ser completamente sin escrúpulos, frío como
un cadáver, podrido, desesperado por la ambición y manipulador en más de mil maneras; usando todos los recursos que el controlador con fachada de emprendedor (y
crápula) puede tener a la mano.
Lo más
venenoso de todo esto, es que Lou está tan terroríficamente cercano a la realidad del
mundo de la información, que las membranas entre la ficción y la realidad son
alarmantemente permeadas.
Reparto: Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Bill Paxton, Riz Ahmed, Michael Papajohn.
País:
Estados Unidos
Género:
Drama
Duración:
1 hr. 57 min.
Clasificación:
Solo adultos Violencia
Fecha de
estreno en México: 6 de Noviembre
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